viernes, 26 de enero de 2018

LOS TEMPLARIOS EN EL CAMINO


Huellas Templarias en el Camino de Santiago
 
   Os presento esta publicación sobre lo que nos podemos encontrar en forma de obras culturales en el Camino referente a los Templarios (Algunas de estas ya hemos tenido la ocasión de  disfrutarlas en el primer tramo que realizamos el año pasado).
    La base es un artículo publicado por eldiario.es sobre el tema y por mi parte lo he resumido y completado con algunas obras que no figuraban en dicho articulo.
   También querría señalar que el origen templario de alguna de ellas es discutido por algunos expertos, lo que no se discute es el misterio que envuelven a todas ellas.


   "Impresionantes iglesias cargadas de símbolos mágicos, castillos y leyendas. El legado del Temple en España es de los más fecundos de Europa y la ruta jacobea concentra gran parte de esta herencia fascinante.

Sta. María de Eunate
   España es uno de los territorios de Europa con mayor presencia de rastros de la mítica Orden del Temple. Castillos, iglesias, ermitas, lápidas con misteriosas inscripciones e historias recorren campos y ciudades y nos dan muestra de la importancia que esta orden medieval tuvo en los diferentes reinos hispánicos. Y el antiguo Camino Francés, ramal principal de las rutas de peregrinación a Santiago, es un ejemplo de la presencia de los templarios en suelo español que, entre otros cometidos, fueron los encargados de proteger a los peregrinos que transitaban hacia Compostela en muchos tramos del Camino ya no sólo de las bandas de ladrones que transitaban por los campos y bosques, sino también de los abusos que sufrían por parte de las autoridades locales (como el cobro abusivo de Portazgos –impuestos al tránsito como los actuales peajes-, del que los peregrinos estaban exentos) o la guarda de puentes y pasos de montaña. Se calcula que durante los siglos XII y XIII unas 500.000 personas peregrinaban anualmente a Compostela (en 2016 278.000 personas hicieron el Camino).
   Esta historia fascinante empezó poco después de la Primera Cruzada . El Reino cristiano de Jerusalén apenas contaba con 20 años de existencia cuando dos caballeros franceses (Hugo de Payns y Godofredo de Saint Adhemar) decidieron fundar una nueva orden religiosa y militar que tendría como principal función la defensa de las rutas de peregrinaje hacia la ciudad santa. La idea de estos dos señores fue secundada de inmediata por otros siete guerreros que fueron el germen de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo. La incapacidad del recién creado reino para defender los caminos y las fronteras agilizó los trámites y la orden fue oficialmente reconocida en 1119 otorgándosele los terrenos que ocupaba la mezquita de Al-Aqsa como cuartel general y sede. Esta mezquita se había construido sobre la explanada del antiguo Templo de Salomón (del que hoy sólo queda el famoso Muro de las Lamentaciones), razón por la que, desde el principio, se les apodó como Caballeros del Templo o, más comúnmente, Templarios. Una vez asentados en las vías de peregrinación a Jerusalén, los templarios se expandieron por el occidente cristiano. En la Península Ibérica encontraron solar fecundo debido a dos razones fundamentales: la existencia del Camino de Santiago y la guerra contra el Islam.
Pata de Oca en el Camino Francés
   El Camino fue un campo fecundo para la orden; en el plano material (como gestores directos de buena parte del trazado o como policía protectora) y en el simbólico. El ejemplo más paradigmático es el aparentemente inocente ‘ juego de la oca’, que no es otra cosa que la representación simbólica del camino y las vicisitudes con las que puede encontrarse el peregrino con la muerte rondando, los puentes, la cárcel, el pozo (como representación de la tentación del pecado) o la propia posada, símbolo de la hospitalidad jacobea por antonomasia. Y la pata de oca como representación de ese camino que se manifiesta en marcas en el camino, bajo relieves en las iglesias o en esos crucifijos tan especiales de Puente La Reina o Eunate. Esta relación especial se materializó en un buen número de rastros que van desde simples marcas en piedras del camino o muros a grandes construcciones. Un legado lleno de símbolos esotéricos que ponen de manifiesto la riqueza de los ritos de aquella casta de monjes guerreros que, tras dos siglos de gloria, fueron proscritos por la iglesia que juraron defender . Lugares que esconden mensajes que hoy hemos olvidado; símbolos.
Arquería en Sta. María de Eunate
   Ermita de Santa María de Eunate (Muruzábal; Navarra) .- Se la cataloga como el ejemplo paradigmático de la arquitectura templaria en tierras ibéricas. Hasta su situación es especial: se encuentra a pocos kilómetros del lugar dónde se juntan los caminos Navarro y Aragonés, dos de los ramales de la ruta francesa hacia Compostela. Misteriosa hasta en el nombre. Para unos cien puertas en euskera ( Ehun Nate), en alusión al los arcos del claustro exento que rodea a la iglesia –en realidad son 33 en alusión a la edad de Cristo- y que simboliza el camino de iniciación hacia la paz interior. Para otros Buena Puerta ( Ona Ate), en relación a los ritos de iniciación que hacían los templarios cuando ingresaban a la orden. Porque Eunate está llena de símbolos y mensajes ocultos que ponen de manifiesto la enorme riqueza esotérica y mágica de los edificios del Temple.  
   Planta octogonal y forma de faro; un homenaje al Santo Sepulcro de Jerusalén que, según la tradición servía de señal a los peregrinos gracias a las luminarias que se encendían en su lucernario. Una ermita a la vez funeraria –se han encontrado tumbas- y portal de iniciación dónde abunda la simbología templaria como el misterioso ‘Baphomet’, una síntesis de hombre y macho cabrío que no se sabe muy bien lo que simbolizaba: para algunos es un acrónimo griego que se relaciona con la vida, la luz y la sabiduría (bois, phos, metis).
Para de Oca en la Iglesia del Cricifijo en Puente la Reina
   Llegamos a Puente la Reina y en esta pequeña ciudad fue uno de los epicentros de  actividad templaria en tierras de Navarra ya que, desde aquí, la orden controlaba un buen tramo de Camino y el acceso al propio Puente la Reina, una de las infraestructuras viales más importantes de la ruta. El monumento templario de la localidad es la Iglesia del Crucifijo, vinculada a un antiguo monasterio que perteneció al Temple hasta su expulsión en el siglo XIV. Más allá de la belleza arquitectónica del edificio, lo realmente importante de este lugar es el crucifijo de principios del gótico en forma de pata de oca, un símbolo claramente templario como ya habíamos comentado con anterioridad.
 
Ermita del Santo Sepulcro en Torres del Rio
   Eunate marca el inicio del tramo templario del Camino en Navarra que sigue más allá de Puente la Reina con varios hitos importantes. El más importante está en Torres del Río que tiene otra de las joyas templarias de España. La Ermita del Santo Sepulcro , una joya del Románico que incorporó elementos de la tradición islámica del sur de la Península Ibérica poniendo de manifiesto esa obsesión templaria de unir los dos mundos. Al igual que pasa en Eunate, la planta del edificio es octogonal y prima la verticalidad. Dicen que también funcionaba como faro de peregrinos y ‘de muertos’ y en sus inmediaciones se han localizado varias tumbas. Es una maravilla que merece la pena verse con detenimiento.
Entrada a Castrojeriz
   Atravesando las tierras de Castilla y de León el Camino se interna en tierras de Castilla con destino la ciudad de Burgos. Pero antes, los peregrinos debían atravesar una zona de bosques muy peligrosa en los Montes de Oca, frecuentados por bandas de asaltantes que obligó a las autoridades a echar mano de los guerreros del Temple. Hasta llegar a tierras de Ponferrada, otro de los centros templarios importantes, los rastros de la orden en tierras castellanas se espacian. En Castrojeriz (Burgos) la Iglesia de San Juan perteneció a la orden y en Villalcazar de Sirga (Palencia) los arquitectos de la orden levantaron la Iglesia Fortaleza de Santa María La Blanca, una impresionante construcción a medio camino entre el Románico y el Gótico que servía tanto para la liturgia como para defender a la pequeña población.
Santa María la Blanca. Villalcazar de Sirga
   En Terradillos de Los Templarios, la orden tuvo importantes lotes de tierras y ya lindando con tierras bercianas, en Rabanal del Camino (León), el Temple construyó la sencilla Iglesia de la Asunción.
Castillo de Ponferrada

Castillo de Sarracín en Vega de Valcalce
   El Castillo de Sarracín (Vega de Valcarce; León) es una fortaleza situada a la margen izquierda del Río Lobos fue, durante siglos, una pieza clave en la defensa de las fronteras de Galicia. La fortaleza se levantó sobre un antiguo castro céltico en el siglo IX poco después de la expulsión de los musulmanes de los territorios gallegos con la doble función de proteger la subida hacia el paso de Piedrafita, uno de los pocos pasos naturales entre León y Galicia, y favorecer el poblamiento de las comarcas que forman El Bierzo. Los templarios se instalaron en el castillo a principios del siglo XIII para evitar que los señores feudales del valle (instalados en el próximo Castillo de Autares) siguieran cobrando el impuesto de Portazgo a los peregrinos, una práctica que contravenía las ordenanzas del Rey de León Alfonso VI, que eximió del pago de este impuesto a los peregrinos en 1072. El castillo estaba en muy mal estado, pero por fortuna, se está trabajando para consolidar los muros y preparar la fortaleza para la visita. Desde aquí se inicia la ascensión hacia O'Cebreiro, primer pueblo gallego del Camino francés".
Santa María del Templo. Melide
   Ya en tierras gallegas, los templarios también dejaron huella de su paso. El ejemplo más sobresaliente es Santa María del Templo en Melide (siglo XII). Esta pequeña iglesia de una sola nave es una auténtica joya del arte románico y está catalogada como Monumento Nacional. En su portada oeste nos encontramos con unas misteriosas inscripciones en las caras interior y exterior de la arquivolta más exterior. Son 48 signos que encriptan un mensaje en figuras geométricas: 24 equis, cruces invertidas, círculos, líneas curvas, rombos…

San Julián. Melide
   También en Melide podemos visitar la iglesia templaria de San Julián, con los mismos signos geométricos sin descifrar en el friso de su portada.
 

   Atravesando Santiago y rumbo hacia el poniente, llegaremos al enclave mágico de Iria Flavia. Aquí hallaremos la Iglesia de santiago, el “pedrón”. Se trata de un templo neoclásico, pero guarda en su interior bajo el altar mayor, unas incripciones muy antiguas: un ara romana dedicada al dios Neptuno. Según cuenta la tradición jacobea, aquí fue amarrada la barca que trasladó los restos del Apóstol Santiago desde Palestina, acompañado por sus discípulos Teodoro y Atanasio, hasta las costas gallegas.
 
 
Pedrón en Iglesia de Santiago. Iria Flavia

   Noya es también un pueblo enigmático y rodeado de leyendas desde la época romana. Según una antigua tradición, Noé desembarcó en esta ría gallega y su nieta Noela fundó la primera villa poniendo su nombre al lugar. Por ello en el escudo de la ciudad aparece el arca de Noé flotando sobre el agua y una paloma con una rama en su pico.
 
   Si visitamos el cementerio medieval de Santa María, veremos unas lápidas grabadas con extraños símbolos. En su centro se erige un pequeño templete a cielo abierto, rodeado de tumbas y con un cruceiro en su interior, rematado en una bóveda piramidal apoyada en cuatro pilares. Se cuenta que fue donación de un soldado de la Orden del Temple a su regreso de las Cruzadas; y que trajo consigo la tierra de estos lugares Santos.
   Según las antiguas enseñanzas, la pirámide es un símbolo de ascensión celestial. También se identifica con el fuego espiritual o la Luz de Cristo en el corazón de los creyentes. Todo esto coincide con la inscripción de INRI (Ignea Natura Renovatur Integra) que observamos en la cara anterior de la cruz orientada hacia poniente. En el friso oeste aparecen representados cinco círculos entralazados con unas figuras inscritas en su interior que podrían encriptar un misterioso mensaje: un trébol, un libro abierto señalado por un lápiz, un rostro con forma de luna, otro libro abierto y un rostro con forma de sol.
   En el exterior del mismo hay que destacar el tímpano policromado de la puerta principal, que representa la Adoración de los Magos, y la figura del obispo Landoira de rodillas y San José a la izquierda de la Virgen.

  
   En definitiva, todo lo que rodea al mundo de los templarios: su filosofía, sus símbolos y su arte siguen siendo enigmáticos para nosotros a día de hoy. Pero sin duda hacer el Camino de Santiago es una buena forma de conocer de primera mano el asombroso legado que han dejado para la Historia.
 

 

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