n esta séptima jornada Daniel es el encargado de dar por cerrado el tramo que nos habíamos propuesto para este año, fue realizada por el grupo al completo, es decir:
Isidro, Sole, Nati, Roy, Cristina, Inmaculada, Daniel, Yolanda, Isabel, Edelio, Almudena y yo, Vicente, durante el sábado 26 de Mayo del año 2018.
La distancia, según las guías, es de 20.3 Km, pero el GPS de Daniel marcó 21.4 Km, el tiempo empleado fue de 4h y 4
minutos y una temperatura 8ºC.
Recorrido:
Perfil de la Etapa:
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Altura máxima 1132 y mínima de 895 metros |
La
ruta de hoy es sencilla y más allá de la pequeña subida hasta el alto de Atapuerca, coronado por la
‘La Cruz de Madera’, después el recorrido es una leve cuesta abajo que no demanda más
esfuerzo que no dejarse ganar por el tedio de los kilómetros que anteceden a la
capital burgalesa. Gran parte de la jornada transcurre en paralelo a las
carreteras que dan acceso a la ciudad y el aeropuerto finalizando a través del
Paseo del Espolón. La recompensa que nos queda después del aburrimiento de
estos últimos kilómetros es entrar en el impresionante conjunto histórico artístico
burgalés a través del Puente de San Pablo y el impresionante Arco de Santa
María, puerta de entrada a la ciudad amurallada.
Como
todos los días nos levantamos a las 6:45 y nos recibió la mañana con una niebla
matinal mortecina que no reflejaba nuestro estado de ánimo, pues en nuestro
interior nos encontrábamos eufóricos por saber que estábamos llegando a nuestra
segunda meta volante de esta carrera de cinco etapas. También es cierto que
teníamos un rictus en las caras de pena pues llegaba el final de unos días de
mucha emoción.
En
esta etapa se incorporaron al grupo Almudena y Edelio que ya cenaron con
nosotros la noche anterior en el restaurante Comosapiens pero que durmieron en
Burgos.
Nos
dividimos en dos grupos donde Roy, Isidro y yo nos dirigimos con los coches al
hotel Abba de Burgos a recoger a Edelio y Almudena, mientras nuestro capitán Vicente
(como lo llama Roy) junto con Isabel, Nati, Sole, Cristina, Yolanda e Inma
partían a desayunar para salir sin esperarnos.
Nos
volvimos los cinco en un taxi y tras un apetitoso desayuno en la Panadería Las
Cuevas y las pertinentes fotos de Roy a los cuadros de la flora de la zona que
tenía colgados en la pared.
KM 0 Atapuerca. Iniciamos la marcha a las 8:27 horas, antes de abandonar Atapuerca nos despide la escultura de una
imagen de nuestros ancestros, que parece saludar al peregrino y recordarnos
“Que hace mas de 800.000 años que el hombre ya andaba por este lugar”, me hizo
pensar que esto de ser peregrino y recorrer caminos ya nos viene de lejos al
hombre.
La ruta gira hacia la
izquierda y se interna en los campos de labor que rodean Atapuerca a través de
una pista forestal que, en menos de un kilómetro, atraviesa un pequeño
bosquecillo de pinos.
KM 2,4.- Alto de Atapuerca. Hemos llegado a las 8:56 horas Estamos ante la única
dificultad de la jornada. El camino ha picado un poco hacia arriba pero hemos
llegado rápido tras una ligera ascensión.
Desde
aquí puede verse el valle del Río Pico en un paisaje dominado por las tierras
de labor y una enorme cantera que se deja entrever a la derecha. A lo lejos se
podría ver la ciudad de Burgos si no fuera por la niebla que todavía nos
acompañaba.
Seguimos
adelante y tomamos el desvío hacia Villalval (km 4,4) Apenas un par de casas en
torno a una iglesia en ruinas.
La
antigua ‘Calle Real’ (hoy una carretera rural asfaltada) desciende hasta el
cauce del río conectando, en ligero descenso, las localidades de Cardeñuela de
Riopico y Orbaneja de Riopico.
KM 6.- Cardeñuela.
Hemos llegado a las 9:40 horas. Al
atravesar el pueblo nos encontramos una escultura y el tronco de un roble
centenario que nos llamó poderosamente la atención.
KM 8.- Orbaneja de Riopico. Llegamos a las 10:15 horas y seguimos la Calle Real que aquí toma el nombre de
Carretera de Villafría y pasamos sobre la A-1 a través de un puente.
Nada
más pasar el puente nos encontramos con Vicente y su grupo que estaban tomando
un refrigerio en un puesto de limonada y pulseras que tenían unas chicas que
reunían fondos para su viaje de fin de curso, son las 10:30 horas.
Estamos
a dos pasos del Aeropuerto de Burgos. Aquí caben dos posibilidades: O seguir
hacia Villafría rodeando la cabecera del aeropuerto (a la derecha) o tomar el
de la izquierda siguiendo en paralelo a la pista hasta la cercana Castañares.
Nosotros elegimos esta última opción, ya que reduce en un par de kilómetros el
tránsito por el arcén de carreteras muy transitadas.
Tuvimos
tiempo también para que Cristina nos contara algo de la fauna que nos
encontramos en el camino, en este caso unos ácaros rojos muy simpáticos.
Siguiendo
el ‘ramal de Río’ llegamos a Castañares donde hacemos una parada para recargar
fuerzas y asumir con tranquilidad el último tramo de la jornada.
Nos
tomamos unas pulguitas variadas y un café en el bar “El Descanso”.
KM 12,7.- Castañares. Salimos a las 11:50 horas. El camino histórico sigue el trazado de la N-120 hasta
la intersección con la calle Vitoria, Avenida de Cantabria y Calle Calzadas
hasta la Plaza de San Juan, punto de entrada al casco histórico justo al lado
de la Parroquia de San Lesmes. En los últimos años se ha popularizado cambiar
esta ruta (tediosa en su primer tramo al atravesar las zonas industriales de
Burgos) por el Paseo Fluvial del Espolón. Nosotros nos hemos decidido por entrar
a Burgos por este paseo.
Nada
más salir de Castañares nos encontramos con el río Arlanzón y con esta
simpática señal del camino.
El
recorrido hasta llegar a Burgos se llama Paseo de Fuentes Blancas, está muy
concurrido tanto por transeúntes como por corredores, en el caso de los
peatones todos llevan un paraguas en la mano, con lo que a pesar del sol que
luce nos estaba indicando lo que finalmente pasaría al llegar a Burgos.
Los
fresnos y los patos flanquean el camino.
KM 20,3.- Burgos. Llegamos a las 13:30 horas. Finalizado el paseo fluvial continuamos por el Paseo
del Espolón donde el cielo empieza a mostrarnos porque los paisanos llevaban
paraguas y que la costumbre de llover en la última jornada del tramo no quería
faltar a su cita con nosotros, aunque hoy solo haya sido al final.
El
recorrido nos lleva a pasar por los puentes del Cid y el de San Pablo para
terminar entrando por el Arco de Santa María donde nos rompió a llover con mucha
fuerza.
El
final de esta etapa no puede tener un marco más espectacular que la catedral de
Burgos.
Pero
el día no había acabo con la llegada, sino que continúo con una comida y una
noche “Blanca” para recordar por algunos de los caminantes “Blancos” que nos
acompañan en esta aventura.
La
comida la hicimos en el restaurante “Hotel Boutique del Museo”, donde el
Cordero y el Rioja no faltaron.
A
las 20:30 horas nos fuimos Vicente y yo a disfrutar de las viandas típicas de
Burgos, nos tomamos unas cervezas con los clásicos pinchos de Champiñón y de
Morcilla.
Como
era “La noche en Blanco” de Burgos, había espectáculos de música y abrían
gratis todos los museos y la catedral.
Como
premonición del resultado futbolístico que luego nos llevaría a pagar unos gin
tonics en el hotel Abba donde nos alojamos, nos encontramos a una orquesta que
estaba tocando la música de los “caminantes blancos” de la serie "Juego de
tronos".
El
final del día nos llevo a un paseo nocturno por el casco histórico de Burgos en
una noche fresca pero agradable que como colofón tubo el espectáculo de luz en
la catedral.
Un
final por este año que me gustaría acabar con una canción que con seguridad a
nuestro capitán le gustara y que representa el carácter de este grupo de Amigos.
Daniel Rivero