miércoles, 24 de julio de 2019

QUINTA JORNADA: CARRIÓN DE LOS CONDES - TERRADILLOS DE LOS TEMPLARIOS

ontinuamos relatando las etapas de III tramo del Camino realizado este año y hoy es Nati quien nos refrescará los detalles de esa etapa que resultó larga y en cierto modo monótona, pero que cada uno de nosotros le supimos sacar sus peculiaridades.
   Vuelvo a insistir que pese a su falta aparente de estímulos, este tipo de etapas hacen especial al Camino y sin ellas no se entendería su paralelismo con el devenir de la vida.
   La distancia que recorrimos, según el  Endomondo fue de 27,23  kms. casi toda en plano, como se puede ver en el perfil de la etapa.
   Esta etapa se desarrolló el Jueves 23 de mayo del 2019, y  fue un día cubierto, y fresquito a primera hora, aunque luego fue subiendo la temperatura, hasta lis 21º C.
   El plano de la etapa:

 
y este es el perfil:
 
   "La etapa que me toca narrar fue la quinta de este tercer tramo del Camino Francés, desde Carrión de los Condes hasta Terradillos de los Templarios, pasando solamente por Calzadilla de la Cueza y Lédigos. 
   Esta etapa fue especialmente distinta, ya que no hay muchos monumentos, hazañas que describir o enmarques históricos. Aparentemente no nos parecía difícil ya que se extiende sobre todo en las planicies de Palencia, pero resultó muy agotadora para casi todos, ya que la temperatura subió bastante, el día estaba caniculoso y gris, la monotonía del camino llegó a veces al tedio y el paisaje parecía aburrido a simple vista.
    En fin, no podemos decir que esta etapa fue preciosa en muchos aspectos, no hay mucho arte, muchas de las fotos tienen un fondo gris, pero no por eso es menos importante y didáctica, ya que tiene por objetivo enseñarnos un aspecto de la parte dura del Camino y de la vida misma, que al final, puede ser la misma cosa. También tiene como objetivo enseñarnos a ser conscientes del momento que estamos viviendo y aprender a ver las cosas bellas, incluso en las peores situaciones.
    Salimos temprano del precioso monasterio de San Zoilo del siglo X, con todos sus elementos románicos y su precioso claustro plateresco en Carrión de los Condes. Fue uno de los días en los que vimos el amanecer ya que salimos más temprano y nos dimos cuenta de que muchos peregrinos madrugan mucho más que nosotros. Esto, lo agradecemos enormemente el grupo del otro lado del Atlántico, sobre todo en los primeros días que caminamos.
   Como salimos tan temprano no pudimos desayunar en el monasterio y nos comimos unas galletas, frutas y demás viandas que habíamos comprado el día anterior; yo me comí unos albaricoques riquísimos que no quise abusar, pensando en la larga caminata que nos esperaba.

 

   Pronto se nos unirían los tres conductores que llevaron los coches a nuestro destino.
 
 

 


 
   Nuestro próximo pueblo, Quintanilla de la Cueza, estaba a 17 kilómetros y este es el largo tramo con rectas prolongadas que otros peregrinos han denominado “la Muerte del Ego

   Salimos por la carretera, pronto cruzamos el arroyo Perionda y nos dirigimos hacia las rectas interminables.
   A pesar de todo, el día se convirtió desde el principio en un festival de sensaciones de todo tipo, pero muchas enormemente placenteras: muy temprano tuvimos la oportunidad de oler el cereal recién cortado que, según nuestro Maestro Isidro, era heno. Seguro que yo era la primera vez que me exponía a esos aromas.
 
 
    Muy pronto nos vimos enfrentados a esas llanuras casi infinitas que resultan inagotables para nuestros pies, en las que los campos se pierden en el horizonte.
   Las llanuras llenas de cereales, sobriedad y fuerza son una gozada para la vista: ya habían empezado en Carrión de los Condes, donde son parte de la Via Aquitania en España, una calzada romana construida antes de nuestra era y que empezaba en  Burdeos en La Galia o la actual Francia y se extendía por las tierras de Burgos, llegando hasta Astorga. 
 

  
   Caminar en estas rectas prolongadas, en las que escasean los árboles, excepto algunos chopos que no consiguen darnos sombra, nos da idea de la Inmensidad en la que estamos sumergidos, surge esa idea de Infinito y como no hay muchas distracciones en el camino, tenemos la oportunidad, mientras caminamos, de reflexionar sobre la idea de interdependencia que existe entre todos los elementos animados y no animados del mundo que nos rodea. Voy pensando en los mensajes que Vicente nos envía cada semana sobre el significado del Camino.
 
   Tenemos tiempo para caminar en solitario y en grupos, siempre guiados por el Capitán de nuestra expedición, Vicente. Nosotros siempre seguimos a Vicente. A veces él nos deja adelantarnos, pero yo se que lo hace para observarnos a todos en una sola mirada.

 
 

   Allá a lo lejos ya se nos han escapado Inma y Dani y a 9 kilómetros de la salida hay un pequeño chiringuito, “ Bar Oasis”, donde no faltaba ni un asador y donde hicimos una merecida parada para reponer fuerzas.
 
 
 

   Por el camino vamos oyendo multitud de cantos de pájaros, que nuestra experta en el tema, Yolanda, trata de descifrar: lavandera cascadeña, curruca capirotada, petirojos, alondras…
   Tampoco nos faltaron muestras de la fauna y la flora de la zona que Cristina no deja de informarnos. Es genial como entre todos, vamos recopilando información y recuerdos a lo largo del Camino.
 

 


   Ya veo que otro caracol apareció antes en el relato de un tramo anterior. Es importante poner  atención a los detalles a nuestro paso y darse cuenta de la gran importancia de las cosas pequeñas.

 
 
 

   Pudimos apreciar distintas formas de hacer el camino, como estos peregrinos caminando con los caballos y me agradó enormemente ver que eran considerados con los animales y caminaban junto a ellos, en lugar de montarlos en esta etapa dura para todos. 
   A pesar de la austeridad y sobriedad de la llanura castellana con los extensos campos de cereales que muchas veces no reciben más agua que la que les proporciona la lluvia, ésta es una tierra fértil y no faltan los sistemas y áreas de regadío en medio de la dura estepa.

    Tampoco faltaron en este tramo mensajes especiales como este que decia: “camina como si estubieras besando la tierra con tus pies”, de nuevo recondándonos ser conscientes de cada paso que damos en nuestro camino.
 
   Finalmente, llegamos a Calzadilla de la Cueza donde tuvimos que reponernos física y mentalmente en el restaurante “Los Canarios”. Tuve ganas pero no fuerzas de preguntar por el origen de este nombre tan emblemático al final de la dura caminata.

   Muchas de las casas en este pueblo son las típicas de adobe de la Meseta Castellana, austeras, fuertes, no pude evitar pensar en el frío que debe hacer por estos páramos en el invierno.
 

   Atravesamos una zona perteneciente a la Cañada Real Leonesa Oriental, uno de esos caminos que recorrían España de Norte a Sur para la práctica del pastoreo trashumante. Por estos caminos pasaban el ganado y sus pastores de las dehesas de verano a las de invierno, o viceversa. Este tipo de pastoreo en continuo movimiento, adaptándose a zonas de productividad cambiante, se realizó en España a pie hasta el siglo XIX, donde se introdujo el ferrocarril y más tarde el camión para el transporte.
   Esta cañada tenía 700 kilómetros de recorrido, comenzaba cerca de Riaño, cruzaba León y Palencia, pasando por las provincias de Segovia, Ávila, Toledo, Cáceres y Badajoz.
   Las cañadas reales en España estaban reguladas por el edicto real de Alfonso X el Sabio de 1273 que regulaba y protegía estos caminos.
 
 

   Después de ese tramo tan largo, y recuperarnos en el descanso, la llegada a Lédigos sólo suponía una distancia de unos 6 kilómetros, pero la dificultad venía del cansancio que arrastrábamos. No vimos a nadie por el pueblo, daba la sensación de un lugar desocupado, pero debía ser la hora de la acostumbrada siesta; atravesamos unas instalaciones deportivas y ya estábamos en las afueras del pueblo. La mejor foto  es esta  en la que están Isabel y Vicente con esa auténtica pinta de peregrinos, con el fondo de la torre de la Iglesia que no visitamos.
 
 

   Luego hicimos un pequeño descanso en una especie de mesa redonda de piedra, donde ya definitivamente nos faltaban las fuerzas para casi todo, excepto para una foto.
 
 

   Desde aquí hasta Terradillos de los Templarios, algunos se lo tomaron muy en serio y avanzaron rápido y otros nos lo tomamos con mucha más calma, arrastrando nuestro cansancio y nuestras ganas de llegar, pero siempre en el Camino, aunque hagamos pequeñas desviaciones de vez en cuando.
   De nuevo Inma y Dani y también Isidro, Yolanda, Cristina y Roy que siempre va entreteniéndose haciendo fotos al final, se nos escaparon … La distancia, aunque parecía interminable sólo era de unos 3 kilómetros.
 
 

   Esta construcción en círculo tan interesante, que creo la hemos visto una vez antes en el camino, no se si es para guardar granos, animales o personas.
   Casi todo en esta jornada era distinto, incluso los mojones de esta zona de Palencia, algo que añadir a la colección de fotos de mojones de Roy.
 
 
   Finalmente , tras unas rectas y varias pequeñas subidas  y bajadas, divisamos el destino. LLegamos al  albergue de  Terradillos de los Templarios, donde gracias a la buena comida, mejor cena y comodidades del lugar, pudimos dormir y reponernos para el próximo día, como si casi nada hubiera pasado. Esta zona fue jurisdicción de la orden del Temple, orden de los pobres caballeros de Cristo y del Templo de Salomón.  Esta fue una de las más famosas órdenes militares cristianas, fundada  en 1118, tras la primera Cruzada, aparentemente por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens, y cuyo propósito original era el de proteger la vida de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras sus conquista. Los Templarios extendieron esa labor de custodia al Camino de Santiago.
 
 
 
 
   En este lugar perdido en los campos castellanos se nos unió Juani para caminar el resto de los días con nosotros.

   En total hicimos al menos 26 interminables kilómetros importantes para tener la oportunidad de reflexionar y aprender de las experiencias duras y desarrollar nuestro sentido de agradecimiento a la vida, además de tratar una vez más de aniquilar nuestro ego."
 
 
 

¡¡BUEN CAMINO PEREGRINOS!!
 

 


 

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