Las novedades señaladas para el reinicio del Camino comienzan en los albergues, tanto públicos como privados, con controles de aforo, además de reserva y registro de la estancia digitales, aunque nuestra intención es seguir alojándonos en Hoteles, Hostales o Casa rurales donde solo estemos el grupo.
Reivindicando una recuperación del Camino completamente "segura", las entidades implicadas -Xunta de Galicia, Ayuntamiento de Santiago y Arzobispado- sostienen haber preparado toda clase de medidas de higiene y distancia. Para que ningún peregrino renuncie a emprender la ruta jacobea por miedo a la pandemia.
"Albergues seguros"
Las novedades señaladas para el reinicio del Camino comienzan en los albergues, tanto públicos como privados. En ellos se han establecido aforos que limiten la ocupación de las habitaciones y han encontrado vías seguras -una aplicación móvil- para la reserva de plazas.
Una vez en el albergue, el peregrino se registrará electrónicamente, insistiendo en evitar el contacto físico con los trabajadores. Igualmente, se fomentará el pago con tarjeta y se desinfectará la credencial al sellarla.
Un manual preventivo
Para aclarar todos estos pormenores que pretenden garantizar la seguridad anti-Covid, se ha publicado un manual preventivo, que explica un protocolo recomendado para llevarse a cabo en los diferentes servicios e infraestructuras relacionados con el Camino de Santiago, de principio a fin. Elaborado en coordinación con el Instituto para la Calidad Turística Española, el manual abarca la información vinculada con la contratación de servicios, la relación hospitaleros-peregrinos e incluso la recogida de la Compostelana en la Oficina del Peregrino, al llegar a Santiago.
¿Cómo han ido los primeros 25 días de Julio?
A tan solo 20 kilómetros de la capital gallega, O Pedrouzo destaca como una de las últimas poblaciones del Camino de Santiago francés antes de su conclusión en la plaza del Obradoiro. En verano, los andariegos inundan los arcenes y senderos, llegando en ocasiones a desbordar los bares y casas de comidas que jalonan la ruta más popular de cuantas componen los flujos de peregrinación hacia la Catedral compostelana. Una estampa que en nada se asemeja al aspecto que presenta la vía francesa del Camino en plena temporada alta de este fatídico año 2020.
Afuera, en la carretera, donde antaño solían desfilar hileras de personas cargadas con mochilas, objetos religiosos y bastones, apenas se atisban ahora pequeños grupos de no más de diez personas. La mayoría van en pareja, muchos tras haber aplazado el viaje, y prácticamente todos son españoles, especialmente de Madrid, Barcelona y Galicia. «Vimos en el telediario que reabrían los albergues y ni nos lo pensamos, cogimos el coche y vinimos», cuenta en la entrada a O Pedrouzo Jaime Furadada, un barcelonés que venía desde Arzúa con su pareja.
Aunque no es una tendencia generalizada, sí que son varios los que, como él, este año han optado por alojarse en hoteles y no en albergues, como es lo habitual. El precio es varias veces superior (una noche en un albergue cuesta una media de diez euros), pero arguyen que les transmite más seguridad. «Tienes más privacidad, claro, y no compartes habitación con otras personas», resalta Furadada, que repite en el Camino por segundo año consecutivo, esta vez en el tramo Ponferrada (León)-Santiago.
Diez semanas confinada
Se encuentran estos días también historias curiosas fruto de los acontecimientos de los últimos meses. Tal es la de Madalina, una joven rumana a la que la declaración del estado de alarma le pilló en San Martín del Camino, una pedanía de 350 habitantes de la provincia de León. Había partido de Logroño, en febrero, y se vio forzada a pasar diez semanas en un albergue de la población leonesa con la única compañía de la responsable del centro y su hijo. «Me dedicaba a ayudarles con sus tareas domésticas, sacaba al perro...», dice con cierta resignación, pero agradecida por la hospitalidad de sus anfitriones.
El desplome de la afluencia se ha hecho notar también en los comercios de la zona, sobre todo aquellos enfocados hacia el turismo. Un ejemplo son las tiendas de souvenirs. «En tres días solo me han entrado tres personas, y ninguna se ha llevado nada. Al final, los extranjeros son siempre los que más compran, y ahora mismo la poca gente que hay es toda española», relata José Antonio Mayo, propietario de una tienda de artículos del Camino en O Pedrouzo.
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