oy le toca a Daniel describir la etapa que iniciándose en Estella, termina en Los Arcos; una etapa especial, por varios motivos, como veréis, no excesivamente dura pero con un tramo entre dos poblaciones de 12 kms, tuvimos buen tiempo y un encuentro especial con un personaje que ha hecho que el camino merezca la pena no solamente por el propio camino en si, sino por sus gentes.
6ª Etapa: Estella-Los Arcos (7 de
Septiembre 2017) 22,43 Kms.
Esta
jornada transcurre por ciudad, bosque, media montaña y casi desierto. La única
complicación marcada en la ruta se encuentra en el ascenso a Monjardín. Desde
este punto, terreno favorable hasta el final de etapa, aunque en días de
cierto calor la ausencia de sombras dificulta el descanso. Conviene
avituallarse en Villamayor, ya que en los últimos 12 kilómetros no es posible
comprar una bebida.
Como
todos los días a las 6:45 de la mañana y tras algunos bostezos nos encaminamos
a llevar los coches hasta Los Arcos, el recorrido en coche se hizo corto pues
fuimos por autovía.
Desayunamos
en la cafetería “El Volante” enfrente del hostal del mismo nombre donde hemos
pasado la noche, un zumo de naranja, café con leche y tostada con tomate para
coger fuerzas.
1. Estella - Ayegui - 2.1 Km
Arrancamos
la etapa a las 7:45 de la mañana, el día nos ha salió templado sin lluvia, a
primera hora tenemos que ponernos algo de abrigo, aunque al discurrir del día
nos tuvimos que ir quitándonos capas.
El
trascurrir de este tramo es por calles y urbanizaciones de manera continua
hasta llegar a Ayegui que se ha convertido en un barrio más de Estella.
Como
vamos frescos y el tramo es llano, en apenas 25 minutos estamos en la forja de
Ayegui que es un pequeño taller de forja donde pudimos ver cómo trabaja Moisés
Alcoz que es el herrero, ver sus trabajos y como no, comprar un recuerdo.
2. Ayegui - Monasterio de Irache -
0.4 Km
En apenas unos minutos llegamos a las bodegas Irache donde
se encuentra la famosa fuente del vino que es parada obligatoria de todos los
peregrinos, aquí nos tomamos un “vasito” proporcionado por Vicente de un vino
que cualquier catador diría que “tiene mucho cuerpo” o sea que es fuerte.
A
tan solo unos pasos de las bodegas se encuentra el monasterio de Irache, se
tiene constancia de él desde el año 958, y en el siglo XI se convirtió en
hospital de peregrinos.
3. Monasterio de Irache - Azqueta
- 5.0 Km
A
la salida de Irache, el Camino, de tierra y grava, sigue picando hacia arriba
hasta llegar a un cruce en el que se informa de dos rutas distintas para llegar
a Los Arcos. La original discurre por Azqueta que es la que usaremos nosotros y
la otra, por Luquin, de la cual Vicente nos recordó una aventurilla que tuvo en
una excursión con unos compañeros de Castellón.
Desde
aquí disponemos de una bonita vista de la montaña de Montejurra, que es famosa
para los “carlistas”.
Se
atraviesa un pequeño túnel antes de introducirse en un sendero rompe piernas
rodeado de carrascas, solo interrumpido por una carretera secundaria y poco
transitada.
Al
otro lado de la carretera, más sube y baja hasta la llegada a Azqueta.
Llegamos a las 10 de la mañana y en esta pequeña localidad nos da la bienvenida a los
peregrinos “Pablito” uno de los personajes más famosos del camino, que fue
uno de los pioneros en recorrer el camino en los años 60 y que nos enseña cómo
se debe emplear el bordón.
4.Azqueta - Villamayor de
Monjardin - 1.9 Km
Tras
un descanso y una buena charla con “Pablito” reanudamos el camino, que
desciende a la derecha pasando por delante de unas naves agrícolas para luego
girar a la izquierda, punto desde el que arranca la ascensión de un kilómetro y
medio hasta Villamayor de Monjardín.
Antes
de coronar, a mano derecha, se encuentra la fuente de los Moros, pocos metros
antes de la llegada a Villamayor de Monjardín. La fuente de los Moros es un
aljibe (depósito subterráneo de agua) fechado a principios del XIII construido
con idea de saciar la sed de los peregrinos.
Sobre
las 11 de la mañana llegamos a Villamayor de Monjardín donde hicimos la parada
larga de la etapa en el bar Llarria para reponer fuerzas con unos bocadillos de
tortilla y chistorra que estarán en el recuerdo de unas peregrinas de Barcelona
por las dimensiones.
A las 12 de la mañana salimos de Villamayor de
Monjardín es un descenso a través de una empinada pista, aledaña a un campo de
viñedos.
Solo rompen la monotonía un par de cruces con
carreteras secundarias, el ruido de la maquinaria agrícola resultante del
trabajo en las tierras de labranza y paneles informativos.
Una vez abajo, arranca un largo tramo de
infinitas rectas sobre los campos navarros. Para algunos peregrinos se
convierte en un trayecto aburrido, ya que el paisaje apenas cambia hasta la
llegada a un pinar, ya muy próximo al fin de etapa. Otros disfrutan de este
paseo, bien señalizado, con terreno favorable sobre una ancha pista de tierra.
«Da tiempo a pensar», dicen.
A
las 3 de la tarde llegamos a Los Arcos, este tramo final del camino se nos ha
hecho un poco largo y el calor nos ha apretado un poco.
Nos
fuimos directamente al Hostal Suetxe y tras una buena siesta reparadora a las
siete de la tarde nos propusimos visitar el pueblo.
El
edificio más sobresaliente es la magnífica iglesia de Santa María con su
espléndida torre renacentista del siglo XVI.
Muy
cerca de la iglesia podemos ver el Portal de Santa María, en otro
tiempo, una de las puertas de acceso a Los Arcos.
Para
finalizar el día y al no poder encontrar sitio en ningún restaurante de la
localidad, nos fuimos a cenar por recomendación del dueño del hostal a un
pueblecito cercano llamado Ancin, donde se encuentra el restaurante Iribia
donde tuvimos una velada de despedida de nuestros peregrinos americanos muy
agradable y les pudimos despedir por este año.
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