En el
siglo XII, Aymeric Picaud, autor del primer libro-guía sobre la peregrinación
del que tenemos noticias, dejó escrito, “Después
León, ciudad sede de la corte real, llena de todo tipo de bienes”.
El punto
de partida de nuestro recorrido es un moderno crucero instalado a la entrada de
León, nada más finalizar el descenso del Alto del Portillo, que sustituye a
otro que fue traslado a la Plaza de San Marcos.
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Puente Castro |
Los
peregrinos entran a León por el barrio de Puente Castro, antiguo Castro de los
Judíos, que fue destruido por Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón en
1196 en su intento de arrebatar la ciudad de León a Alfonso IX. En la antigua
Iglesia de San Pedro, que se encuentra en el camino, se ha instalado
recientemente el Museo Judío de León o de las Tres Culturas.
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Castro Judío a la entrada de León |
Atravesamos
el río Torío por una pasarela peatonal que está a escasos metros del puente que
construyó Bernardo Miguélez en el siglo XVIII, hoy, destinado exclusivamente a
vehículos.
Al final
de la pasarela podemos contemplar los restos de otro puente anterior construido
en piedra cuyos orígenes se pueden remontar al siglo X. Recorremos la larga
recta de la calle Alcalde Miguel Castaño hasta la rotonda con la avenida de
Fernández Ladreda en donde encontramos un punto de atención al peregrino.
Seguimos
por la calle Alcalde Miguel Castaño hasta llegar a la Iglesia de Santa Ana.
Antiguamente fue Iglesia del Santo Sepulcro. En el siglo XV perteneció a la
Orden de San Juan, cuyo escudo se encuentra en la puerta principal. Junto a la
Iglesia se hallaba el Monasterio de los Caballeros de San Juan y un cementerio
de peregrinos y cerca el hospital y ermita de San Lázaro. Estaba extramuros de
la ciudad.
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Acceso al Recinto amurallado por Puerta Moneda |
Tomamos
la calle Barahona que nos conduce a los restos de la muralla medieval cuya
construcción se inició a finales del siglo XIII. Aquí, se encontraba una de las
puertas de acceso a la ciudad medieval y era la utilizada por los peregrinos
para acceder al recinto amurallado. Se la conoce como Puerta Moneda debido a
que era donde los cambistas de monedas ejercían su profesión. Continuamos
por la calle del mismo nombre para girar a la derecha por la calle Escurial
hasta llegar a la Plaza del Grano. Este pintoresco rincón de la ciudad de León
está presidido por una fuente neoclásica
que representa la unión de los ríos Torío y Bernesga en la
ciudad. Junto a ella, el Convento de las Carbajalas, del siglo XVI, con un
albergue para peregrinos y los ábsides de la Iglesia de Santa María del Camino,
hoy denominada del Mercado, en cuyo interior se venera una imagen de la Virgen
del siglo XV, de estilo gótico tardío.
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Iglesia de San Marcelo |
Retomamos
el camino por la Calle Herreros para salir al Convento de las Concepcionistas
construido en el siglo XVI. Por la calle de la Rúa, antigua Rúa de los Francos,
llegamos a la Plaza de San Marcelo o de las Palomas donde existen varios
edificios singulares: la Iglesia de San Marcelo, construida por suscripción
popular a principios del siglo XVII, dedicada al centurión de la Legio VII,
Marcelo, martirizado en el siglo III, el Palacio de la Poridad, del siglo XVI,
antigua sede del Ayuntamiento de León y el Edificio Botines de estilo neogótico
proyectado por Gaudí en 1891.
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Edificio Botines, de Gaudi |
Junto a
Botines se encuentra el Palacio de los Guzmanes. Es un palacio renacentista de
planta rectangular con torres en las esquinas y patio en el interior.
Actualmente es sede de la Diputación Provincial.
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Palacio de los Guzmanes |
Enfrente
hay una pequeña capilla, la del Cristo de la Victoria, construida a finales del
siglo XIX por Demetrio de los Ríos donde, según la tradición se encontraba la
vivienda del patrono de la ciudad, San Marcelo, de su mujer, Santa Nonia y de
sus doce hijos.
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Catedral de Santa María |
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Interior de la Catedral de León |
El camino
sigue por la calle del Cid hacia San Isidoro, sin embargo es obligatorio subir por la calle Ancha para visitar la Catedral gótica de Santa María. Su
construcción se inicia en 1255 sobre el solar que, en época romana, habían
ocupado unas termas y tras la reconquista de la ciudad el palacio real de
Ordoño II, que luego donaría para la construcción de una catedral. Las obras se
desarrollaron con relativa rapidez, de ahí que, en 1303, la obra se encontrara
prácticamente terminada.
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Basílica de San Isidoro |
Descendemos
por la calle Ancha y la calle del Cid para retomar el camino hasta llegar a la
Colegiata de San Isidoro. Volvemos a leer la Guía del Peregrino Medieval de
Aymeric que nos dice “A continuación se
ha de visitar en León el venerable cuerpo de San Isidoro, Obispo, Confesor y
Doctor, que instituyó una piadosa regla para sus clérigos, y que ilustró a los
españoles con sus doctrinas y honró a toda la Santa Iglesia con sus
florecientes obras”.
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Interior de San Isidoro |
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Panteón de los Reyes. San Isidoro |
San
Isidoro es un templo románico cuya obra se inicia en el siglo XI. Su construcción
fue acometida por iniciativa de doña Sancha, esposa del rey Fernando I para que
fuese cementerio real. Allí Fernando I trasladó desde Sevilla los restos de San
Isidoro y quedó consagrada la Iglesia el 21 de diciembre de 1063.Posteriormente
fue reconstruido hasta que concluyeron las obras en 1149. El edificio tiene dos
puertas de acceso. La del Perdón (1110-1120), realizada por el Maestro
Esteban, consagrada a los peregrinos, que solo se abre los años jubilares
y la del Cordero.
Tomamos
la calle Sacramento que bordea la Colegiata hasta llegar a la plaza de Santo
Martino. El Instituto que se ve enfrente fue Hospital de la Colegiata para
peregrinos.
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Murallas romanas de León |
Bajamos
por la calle Abadía, para contemplar los restos de la muralla romana con
sus grandes cubos semicirculares y la torre del Gallo de San Isidoro y por las
calles Renueva y Suero de Quiñones llegamos a la Plaza de San Marcos.
El
primer edificio que vemos, según avanzamos, es conocido como “La Casa del
Peregrino”, que fue un antiguo hospital de peregrinos.
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Parador de San Marcos |
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Interior de San Marcos |
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Claustro de San Marcos |
El
antiguo Convento de San Marcos, hoy parador de turismo, nació como hospital de
peregrinos en 1152 a iniciativa de Doña Sancha, hermana de Alfonso VII. De esas
instalaciones se hicieron cargo, a finales del siglo XII, los Caballeros de la
Orden de Santiago. En el siglo XV el rey, Fernando el Católico, que se había
convertido en Gran Maestre de la Orden de Santiago, expresó la necesidad de
construir un nuevo edificio. Las obras se iniciaron en 1513 y se prolongaron
hasta el siglo XVIII.
En San
Marcos se inicia otro camino que lleva a los peregrinos a San Salvador en
Oviedo. Es conocida la frase, popularizada por los peregrinos francos que dice:
“quien va a Santiago y no a San Salvador
visita al Criado y deja al Señor”. Este camino bordea el Hostal de San
Marcos para continuar por la avenida de Peregrinos y remontar el curso del río
Bernesga por Carbajal de la Legua, La Robla, Pola de Gordón, Pajares hasta
llegar a la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.
Cruzamos
el río Bernesga por el puente construido en el siglo XVIII, y nos adentramos en
el barrio ferroviario del Crucero. Su denominación se debe a que es cruce de
caminos, el que comunica con la montaña occidental leonesa y el Camino de
Santiago. Caminamos por la Avenida de Quevedo y a pocos metros concluye el
recorrido del Camino de Santiago por la ciudad de León.
EL BARRIO HUMEDO
En León no todo son Monumentos e Iglesias, hay una zona que a la caída del atardecer cobra vida propia y es lugar de obligada visita para el peregrino que pernocta en la ciudad.
«Hay en León tabernas tantas/ que su número me espanta», rezaba la coplilla. Ciudad tradicionalmente cantinera y trasegadora, es sobre todo su cogollo antiguo —casas apiñadas, torres de iglesia, tapial y teja en intrincado trazado medieval y judaico— el que ha venido albergando un mayor número de tascas, figones, bodegas y chigres. Un casco antiguo al que hoy todos llamamos Barrio Húmedo y que rivaliza con la Catedral y San Isidoro —si no vence abiertamente en muchas ocasiones— como lugar de interés para el turista y el peregrino. Entre lo singular del nombre y lo sugerente de su propuesta —cortos y prietos siempre con tapa gratis de por medio—, el forastero pregunta por el Húmedo casi nada más poner el pie en León, y acude en cuanto puede a ese puñado de plazuelas y callejinas en el que generaciones enteras de leoneses se han encontrado, departido, achispado o trabado negocios, camaraderías y amores.
Pero ¿por qué Barrio Húmedo? Ponga, un cronista de la ciudad nos lo explica:
«Antes, el vino en León no venía todo embotellado sino que en gran medida se trasegaba. O sea, que llegaban con aquellas grandes cubas, colocaban la goma y lo pasaban para la bodega de la taberna en cuestión. Yo aún me acuerdo de ver hacer eso en El Cuervo en 1970». «Y en ese trasiego siempre se escapaba algo había muchos derrames de vino y esa humedad no se evapora tan fácilmente como la del agua, es más persistente, así que imagínate cómo estarían todas estas callejas antaño. La gente diría: ‘Cómo está esto de húmedo, de mojado’, lo más fácil es que fuera por eso».
«Aquí, en esta piña tasquera, no se puede pedir agua. Es una herejía», escribe Waldaliso en su castizo rincón Motivos leoneses. «Lo bueno de esta ‘ruta del vino’ es que cada establecimiento es un mundo distinto», indica en otra parte.
Corazón, foro, núcleo, nombre de un grupo pionero del folk leonés, jerga (escribía Crémer en 1964: «Somos los leoneses lo que en el argot del Húmedo se llama ‘más bobobes que una piragua en un cascajal), el Barrio Húmedo es ante todo, y a pesar de los tiras y aflojas con ese nombre que parece aludir a que la verdadera humedad ‘se lleva por dentro’, la verdadera marca y bandera de la ciudad.
Situado a la derecha de la calle Ancha y la Catedral, el Barrio Húmedo resulta perfecto para practicar la costumbre de “ir de tapas”: probar de bar en bar pequeñas cantidades de productos típicos que en muchas ocasiones se ofrecen gratis con una bebida. Muchos bares se especializan en ciertos alimentos como la morcilla y en todos es posible degustar los vinos de la tierra en los característicos vasos gruesos de cristal. Tras las tapas, resulta recomendable acudir a cualquiera de sus restaurantes.Este barrio se extiende en torno a la plaza de San Martín, popularmente conocida como plaza de las Tiendas. Sus calles deben su nombre a su origen gremial: Zapaterías, Platerías, Azabachería… Merece la pena dar un paseo por él para sentir el agradable ambiente que crean sus múltiples callejas y plazuelas y para dejarse llevar por la animación de los mercados y los comercios. Durante la noche, es un punto de encuentro muy habitual para los jóvenes.
Excelente travesía por el León Jacobeo y por cierto, con todo lujo de detalles. Te felicito Vicente.
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