oy toca a Yolanda relatarnos las peripecias de esta jornada que supone la penúltima de este año, y que corresponde la número 22 en el cómputo general iniciado en Sant Jean a Pied de Port, en Francia por Isidro y Dani.
Esta etapa transcurre entre Bercianos del Real Camino y Mansilla de las Mulas y el Endomondo nos dijo que habíamos hecho 28,36 kms.
Metereologicamente hablando fue un día muy similar a los anteriores, fresquito por la mañana, sin viento y ascendiendo a lo largo del día para terminar en 24º C a la tres de la tarde con ligera brisa.
Plano de la etapa:
Perfil de la etapa:
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Sábado 25 de mayo de
2019: “Séptima jornada. De cómo los peregrinos, salvando obstáculos y doblegando
fieras, alcanzan el objetivo y, partiendo de Bercianos del Real Camino, llegan
a Mansilla de las Mulas”.
Tras pasada la noche en el hotel “El Sueve” (nombre que,
según nos dijo el dueño, se lo habían dado por el monte asturiano que presidía
el paisaje de donde procedían), donde descansamos plácidamente a las afueras de
Bercianos del Real Camino, madrugamos con la intención de anticiparnos al sol:
a las 6.30’ estábamos en pie. Roy, Isidro, Dani, junto con Almudena y Edelio
que se incorporaron a nuestras “andanzas“ la noche anterior, fueron a dejar los
coches al destino final de la jornada. El resto, Nati, Isabel, Inmaculada,
Cristina, Juani, Vicente y la que suscribe estas líneas desayunamos en el hotel,
asistidos por el dueño y camarero, quien llegó puntual para prepararnos los
desayunos, tan atento e irónico con nosotros como había estado el día anterior.
A las 7 de la mañana, con el sol más despierto y rápido que nosotros,
iniciábamos la penúltima etapa de nuestro tramo Burgos-León.
En Reliegos hicimos otro alto y nos tomamos un refresco con
un pincho en un bar de la carretera para coger fuerzas hasta nuestro destino
final de la jornada: Mansilla de las Mulas.
De Reliegos a Mansilla distan unos 6 kilómetros y el camino
sigue siendo bastante fácil con alguna pequeña cuesta hacia el final. Llegamos
a Mansilla sobre las 5 de la tarde y nos alojamos en el hotel rural “El
puente”, en pleno centro del pueblo. El olor del hotel era un poco fuerte a
estiércol pero pronto nos dimos cuenta de que el hedor estaba extendido por
casi todo el pueblo. El nombre de “mansilla” probablemente venga de “mancio”,
que significa “lugar”, por lo que los olores propios de un lugar de mulas no
son precisamente de perfume.
Salvando ese pequeño inconveniente, al que pronto nos
acostumbramos, cenamos en una terraza al aire libre en el albergue “Jardín del
Camino”, donde se nos unió Mercedes, una lugareña amiga de Juani, y en una gran
mesa comimos unos exquisitos embutidos leoneses y bebimos un tinto de la zona
también estupendo. Reímos, lloramos, brindamos y gozamos del placer de estar
con amigos.
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