miércoles, 9 de octubre de 2019

LA MARAGATERIA



  
a comarca de la maragatería está situada al suroeste de la provincia de León. Sus habitantes se les conoce por “maragatos” nombre que deriva de la palabra latina “mercator” ya que durante siglos los habitantes de esta zona eran arrieros y se dedicaron, por tanto, al transporte de mercancías con carros tirados por mulas a lo largo de toda la península. La toponimia de la zona no recoge en ningún pueblo la palabra Maragatería, sin embargo sí se encuentra con mucha frecuencia el topónimo Somoza. Este era el nombre original de la comarca que deriva de la palabra latina “submontium” es decir, bajo el monte, ya que toda la comarca se encuentra en las cercanías del monte Teleno. Es de suponer que la palabra “maragato” no era el gentilicio de la zona sino que fue un apelativo que le dieron otras gentes a los habitantes de la comarca debido al oficio de comerciantes y mercaderes que desarrollaron hasta que en el siglo XIX el ferrocarril acabó con este tipo de vida.
 
 

Su nombre

 
   Los habitantes de la región la llaman País de los Maragatos, y anteriormente era llamada la Somoza. Se han dado varias hipótesis respecto al origen del nombre maragato. Inicialmente se pensaba que derivaba de la expresión latina mauri capti (moros capturados, cautivos), haciendo referencia a un supuesto origen bereber. Otras tradiciones pretendieron establecer cierta relación entre el nombre maragato con el rey Mauregato, quizá porque también se ha supuesto un origen musulmán o árabe para el famoso rey astur. En cambio, el catedrático de la Universidad de León, Laureano Rubio, sostiene que, en realidad, el nombre de maragato procede de los tiempos de la arriería, cuando los somozanos llegaron a hacerse célebres como comerciantes de pescado. El hecho de transportar productos pesqueros salados desde Galicia (el mar) a Madrid (los Gatos) ofrece una explicación más plausible, aunque poco verosímil. Así, el nombre significaría del mar a los gatos, que reducido queda como maragato.

Historia

  

   El territorio de la Maragatería está poblado desde tiempos remotos. Recientes descubrimientos de petroglifos megalíticos, datados por expertos en más de 5000 años, están permitiendo conocer mejor las culturas prehistóricas de la región. Además, han revolucionado las teorías sobre Megalitismo en España, pues esta parte de la provincia de León no se encontraba dentro del área de las culturas megalíticas. ​ Entre otros megalitos, se descubrió en junio de 2009 un menhir.

El primer pueblo que habitó estas tierras del que conocemos su nombre fueron los astures. Más concretamente, era la gens de los amacos, vinculada al monte sagrado del Teleno, que durante el dominio romano recibió culto como Mars Tilenus.

La conquista del territorio astur tras las Guerras Cántabras supuso una nueva reorganización del territorio astur, en el que la Maragatería se convirtió en el centro del Conventus Asturum debido a la fundación de Asturica Augusta, la futura Astorga. Fue creada a partir de un antiguo campamento militar romano y que se convirtió en la capital conventual. La situación del resto de Maragatería durante esta época se conoce poco, pero los restos hallados de una villa romana en el paraje de El Soldán (Santa Colomba de Somoza) permiten hablar de explotación agrícola organizada. También se ha constatado la existencia de varios castros, vinculados con la explotación aurífera de esta zona de las estribaciones de los montes de León, y que supuso uno de los pilares de la economía de la época. Hay varios testimonios arqueológicos de estas extracciones de oro en Fucochico​ (Luyego de Somoza) o en Tabuyo del Monte,​ que forman parte del Complejo minero del Teleno.

Cultura y tradiciones


   La chifla o flauta maragata es el instrumento tradicional más representativo de la comarca de La Maragatería, aunque su uso está extendido a toda la provincia.

   La chifla está ligada en su uso al tamboril, y su aprendizaje se centra sobre todo a la tradición familiar o a los tamborileros de la comarca. En los últimos años, el Ayuntamiento de León ha ofrecido cursos de chifla y tamboril.

   En muchas comarcas de la provincia de León la chifla ha sido arrinconada por otros instrumentos como la dulzaina o el acordeón en las fiestas tradicionales.

Lingüística


   La lengua predominante es el castellano, pero con importante influencia y presencia del leonés en la variedad local conocida como maragatu.​ Pese a estar en peligro de desaparición, son diversas las iniciativas que desde las administraciones de la comarca se realizan para conservar y revitalizar el habla tradicional de la zona, como cursos​ o certámenes de relatos.​

Gastronomía

 
   De entre la variada gastronomía de la zona, es sin duda destacable el cocido maragato. Se trata de un cocido que tradicionalmente alimentaba a los trabajadores del campo en una sola comida para un duro día de trabajo. El Cocido Maragato consta básicamente de los elementos del campo, sopa, berza, garbanzos y siete tipos de carnes.
  
Castrillo de Polvazares
   Se trata de un plato muy celebrado en Astorga o los pueblos de su comarca como Castrillo de los Polvazares o Santiago Millas. Una de las características más resaltadas de este cocido es que, en los tres vuelcos, se sirve 'al revés', de forma que primero van las carnes del cocido, luego las verduras, y se acaba con la sopa.
 

   Otro producto gastronómico propio de la comarca es la cecina: allí se produce la mayor parte de las englobadas bajo el marchamo cecina de León.
 

    Es pues la comarca de la Maragatería , al igual que muchas de sus costumbres y tradiciones, misteriosa en el origen de su nombre , de sus gentes, de su folklore y ritos tradicionales, pero a la vez es fascinante por su singularidad y por la variada oferta que brinda al visitante. En el Museo de la Arriería de Santigomillas podremos conocer más a fondo la riqueza etnográfica de la comarca.

 
   Entre sus atractivos más destacados destacan, la arquitectura popular propia de la comarca, que presenta viviendas adaptadas al oficio de la arriería en pueblos como Castrillo de los Polvazares, Santiagomillas, Santa Colomba de Somoza entre otros ; las artesanías, sobre todo las de textiles de lana como se puede ver en los museos del Val de San Lorenzo ; la gastronomía , además del Cocido Maragato, los arrieros llegaron a popularizar en toda la comarca una serie de platos muy comunes en los puertos marítimos, por ejemplo el bacalao, el pulpo y el congrio al “ajoarriero”, también la micología o la elaboración tradicional de miel enriquece la gastronomía maragata de temporada como se puede descubrir al visitar los centros de interpretación del pueblo de Tabuyo del Monte; el patrimonio monumental relacionado sobre todo con el camino de Santiago a su paso por la comarca Rabanal del Camino es un buen ejemplo de ello , los restos arqueológicos como los Petroglifos de Peñafadiel, encontrados junto al pueblo de Lucillo en las mismas faldas del Monte Teleno; o los vestigios de las explotaciones auríferas que los romanos practicaron abundantemente en toda la zona y que se pueden visitar siguiendo la Ruta del Oro ; el folclore tradicional, con la música y los trajes típicos maragatos que se pueden ver en las fiestas populares como la Romería de la Virgen de los Remedios, patrona de toda la Maragatería que se celebra en Luyego de Somoza el segundo domingo de octubre; las rutas naturales y de senderismo por sus bosques, riberas, cascadas y zonas montañosas de la Sierra del Teleno que muestran la belleza de esta singular comarca leonesa.


 ¿Por qué se come el Cocido Maragato al Revés?
   En la comarca Maragata la cultura gastronómica es el Cocido Maragato. La comarca de la maragatería se sitúa en el suroeste de la provincia de León y a los que la habitan se les conoce como «maragatos», término proveniente del latín, en concreto de «Mercator» (mercader o comerciante).

   Desde la época de los pueblos maragatos arrieros, es costumbre comer el cocido al revés: es decir, comenzando por la carne y terminando por la sopa.

“Cuando los maragatos, recorrían las tierras de España como arrieros, llevaban entre los utensilios necesarios para sus largos desplazamientos, una fiambrera circular de madera con su tapa también de madera, donde guardaban en ella porciones de carne de cerdo cocida, que se conservaba fresca cierto tiempo. Al llegar a las posadas o mesones comían primero lo que ellos llevaban en las fiambreras de madera, por supuesto alimentos fríos, y para terminar y "entonar" sus estómagos pedían al mesonero o al posadero una sopa o caldo caliente.”

   Así es como lo explican las personas mayores de los pueblos maragatos arrieros, que lo vieron comer en ese orden a sus padres y a sus abuelos cuando regresaban de los largos viajes, introduciendo así en sus familias la costumbre de comer el cocido maragato al revés.
Cuatro amigos dando cuenta de un Cocido Maragato
   Nada que ver con las leyendas que circulan en torno a esta paradoja, en las cuales se cuenta que cuando los franceses andaban por estas tierras en el siglo XIX, las tropas de Napoleón estuvieron acantonadas en distintos enclaves, uno de los cuales fueron las tierras maragatas.

   Cuenta la historia que los laboriosos maragatos salían cada día a los campos para dedicarse a sus actividades de pastoreo, laboreo de las tierras, siembra, recolección, incluso a la apicultura. Llegada la hora del mediodía, la mujer de la casa hacía sonar el triángulo con el que llamaba a los hombres a la mesa. Invariablemente, cada día se les servía el cocido.

   Las huestes napoleónicas escuchaban el tintineo del triángulo y se aprestaban a tomar la casa por asalto, pero provistos de algo de humanidad, dejaban que los moradores comiesen el primero y el segundo plato, es decir, el caldito de fideos y las verduras y garbanzos y cuando calculaban que se estaba preparando el tercer plato, penetraban a saco en la casa y se comían las exquisitas carnes.

   Los maragatos eran sumisos, pero no tontos, así que decidieron empezar la comida al revés, es decir, la carne y las verduras y cuando entraban los soldados solamente les quedaba el caldo.  Quizás luego comprobaran que esta forma de comer hacía más fácilmente digerible el pesado yantar e incorporaron la moda a su gastronomía, convirtiéndola en costumbre.
 
Mantecadas de Astorga caseras 
  

   Mantecadas de Astorga caseras, han hecho famoso el nombre de esta ciudad leonesa en el mundo entero,  es casi automático pensar en Astorga y en sus mantecadas. Elaboradas con ingredientes sencillos su  historia se remonta al siglo XIX. La leyenda dice que fueron uno dulce de convento, que triunfó y dio lugar a una larga tradición repostera.
 
Historia de las mantecadas de Astorga
   Las mantecadas de Astorga son un dulce de convento, surgieron en el Monasterio de Sacti Spiritus donde una de las monjas los preparaba. Su éxito fue tal que pronto comenzaron a fabricarse fuera del convento.La primera referencia escrita de la receta es de 1805, a lo largo del siglo XIX surgieron los primeros obradores, y en la actualidad son siete. Las mantecadas fueron fuente de progreso para Astorga y la comarca.Su calidad y la historia que tienen tras ellas le ha valido la concesión de Indicación Geográfica Protegida. Solo se pueden etiquetar y vender mantecadas de Astorga con este nombre las elaboradas en Astorga y comarca y estén inscritas en el Registro de Obradores. De esta forma cuentan con el sello del Consejo Regulador que garantiza la máxima calidad del producto.La receta original y el proceso de elaboración se mantiene igual que hace dos siglos. Usan manteca de vaca (que al ser difícil de encontrar en el supermercado la sustituimos por manteca de cerdo), huevos, harina y azúcar. Se introduce la masa en unas cajillas de papel que se hacen a mano, gracias a esto se creó en Astorga el oficio de las cajetilleras. Estos dulces tienen una larga duración, 60 días para las elaboradas de octubre hasta finales de marzo, cuando las temperaturas son más bajas, y 45 días para las elaboradas de abril a septiembre.

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