viernes, 25 de octubre de 2019

LA CRUZ DO FERRO



   
n la cumbre del Monte Irago, se yergue la Cruz de Hierro, Cruz do Ferro, en gallego o Cruz de Fierro en leonés, señalando el punto más alto del Camino Francés en la provincia de León, 1520 metros sobre el nivel del mar, y el inicio de la bajada de 920 metros de desnivel hasta Molinaseca, ya en plena comarca de El Bierzo.
 

Relación de la Cruz de Ferro respecto a la etapa anterior y posterior

   La cima del Monte Irago está a un kilómetro del pueblo de Foncebalón, y es allí donde se encuentra enclavada la emblemática Cruz do Ferro. Un gran poste de madera de 5 metros de altitud con una pequeña cruz de hierro en su cúspide. La base la forma un gran amontonamiento de piedras de todos los tamaños. pudo ser erigida con el fin de señalar el camino cuando las frecuentes nevadas lo ocultan a la vista o con la intención de convertir en cristiana la tradición pagana, de origen, presumiblemente celta, de depositar piedras en lugares simbólicos de los caminos hasta formar montículos. A estos montículos se les llamaba Monte de Mercurio en honor del dios Mercurio. Esta costumbre se cristianizó tras colocar el abad Gaucelmo, (abad de la alberguería de Foncebadón y de la de Majarín), a principios del siglo XI, la cruz original, hoy depositada en el Museo de los Caminos de Astorga.
 

   Siguiendo otro camino, no muy lejos de ella, podemos encontrar otro de estos Montes de Mercurio (éste sin cruz).
   Sobre su origen se apuntan varias posibilidades, no necesariamente excluyentes. Como hemos dicho antes, una apunta hacia la necesidad de tener un punto de referencia para los caminantes que se aventuraban por estos montes durante las intensas nevadas que por la altitud y la orografía desde siempre se han producido. Otra posibilidad es que se trata de un Monte de Mercurio romano con origen en los cúmulos de piedras (milladoiros) que los celtas erigían en puntos significativos de los caminos y que al cristianizarse pasaron a ser cruceros (cruces de caminos). Ya la tercera posibilidad se relaciona con la organización territorial romana y la necesidad de marcar los límites de sus territorios.
   Los segadores gallegos en su paso hacia Castilla, donde iban a trabajar, continuaron con la tradición depositando una piedra a su paso.  

 
   En su base, a lo largo de los siglos los peregrinos han depositado piedras hasta formar un monte. Una leyenda cuenta que cuando se construyó la Catedral de Santiago de Compostela, se pidió a los peregrinos que contribuyeran trayendo piedra. En todo caso la tradición es tirar una piedra, traida del lugar de origen de cada uno, de espaldas a la cruz para simbolizar con ello, el desprenderse de los pecados que originaban la peregrinación. Los peregrinos creían que el día del Juicio Final, «cuando las piedras hablen», éstas testificarán que dicho peregrino había cumplido en vida su peregrinación; en caso de no haber arrojado la piedra, aquélla no tendría validez. Algunos dicen que este acto, consiste en arrojar fuera de sí todo aquello que no es puro, el pecado o el miedo a lo desconocido, se trataría de sacar lo peor propio o de nuestros allegados a través de un sistema psicológico, de una especie de magia simpatética, y dejarlo a los pies de la cruz   Esta es algunas de las muchas explicaciones que hay, otra decía que el origen está en una ley romana que obligaba en ciertos puestos fronterizos a pagar un arancel, que normalmente se hacía con algún tipo de mineral.  
   Una de las más antiguas referencias literarias a la Cruz de Ferro viene de la pluma de Alonso de Castillo Solórzano:

 “Ellos que habían subido a la cumbre del áspero puerto del Rabanal, topáronse en el primero llano con la Cruz de Ferro, tan nombrada de los que caminan por aquella tierra, y hallando buena ocasión Marcos, que la había visto otra vez que se le ofreció ir a Astorga, dijo a su compañía: -Dominga; ésta es aquella Cruz de Ferro tan conocida de todos los de nuestra tierra, a quien las doncellas de allá, que pasan por aquí, hacen su oración, pero no el voto que dicen, de no volver como pasaron”; “… en la tal información supo cuán cerca estaba de la Cruz de ferro, tan nombrada en aquella tierra; pasó por cerca della y hízola oración, sin tener cuidado de la promesa que todas las gallegas la hacen…”.
 
   Constantino Cabal escribió al efecto “A Mercurio, en los caminos y a modo de sacrificio, se le amontonaban piedras, que eran refugio de los manes” y ya recientemente en “Gárgoris y Habidis”: “Hasta hace algunos años, grupos de segadores bajaban a trabajar en los trigales castellanos por la vereda de las Portillas y, precisamente al llegar al Bierzo, volvían los ojos atrás y tiraban una piedra al pie de la Cruz do Ferro”.
 
   Sea como fuere, en el siglo XI el eremita Gaucelmo, abad de la alberguería de Foncebadón y Manjarín, colocó la cruz en el lugar que ahora conocemos y con el paso del tiempo nació la costumbre de que cada viajero que pasara frente a la cruz depositaría una piedra traída de su lugar de origen en su base.
 


   Independientemente de si se conoce o no la tradición de depositar la piedra, lo cierto es que en lugar tiene u otra algo especial que invita al caminante a detenerse. Mucha gente asegura que los celtas tenían conocimientos ahora olvidados que les permitían distinguir eso lugares con una especie de energía especial. Sea verdad o no, es una bonita idea. El miedo a lo desconocido, a la muerte, al más allá, y la necesidad de desprenderse de lo viejo para hacer sitio a lo nuevo es común a los humanos desde el principio de los tiempos. Así que el origen de la Cruz de Ferro tiene origen místico en donde una piedra ocupaba el lugar del sacrificio humano y así el viajero se deshace simbólicamente de lo viejo para dar cabida a lo nuevo y continuar con los infinitos ciclos de vida y muerte.

    Además, la Cruz de Ferro se halla en la cumbre de una montaña (más cerca de los Dioses), un Axis Mundi, un eje cósmico y simbólico del mundo propicio a las manifestaciones trascendentes.

   Realidad, mito y leyenda se entremezclan en la Cruz de Ferro y le dan al lugar unas connotaciones únicas que nos hacen sentir que nos encontramos en un lugar especial.
 
 
    En 1982 fue construida junto a la Cruz una capilla dedicada al Apóstol Santiago, y desde hace unos años, el Centro Gallego de Ponferrada celebra la Festividad de Santiago con una romería en el lugar que congrega a cientos de personas.


   Desde el alto se domina todo un circo de montañas y se pueden observan las dos vertientes donde se sale de la Maragatería y se entra al Bierzo .

  

jueves, 17 de octubre de 2019

VIGESIMOSÉPTIMA ETAPA (4ª Jornada IV Tramo)

eguimos avanzando en este cuarto tramo del Camino y hoy describimos la cuarta jornada que terminaremos en Foncebadón a unos escasos 2 kilómetros de la Cruz de Ferro, hito importante del Camino, al que próximamente le dedicaremos una entrada especial y zona de separación entre la comarca de la Marageteria y el Bierzo.
   Etapa corta en un suave pero constante ascenso, nos llevará al día siguiente al punto más alto del Camino Francés, pues la Cruz se encuentra a unos 1520 metros (El Collado Lepoeder de la etapa entre Saint Jean a Pied de Port y Roncesvalles se encuentra a 1430 m). 
 
 
SANTA CATALINA DE SOMOZA- FONCEBADON (16,8 Kms)

   Salimos de Santa Catalina de Somoza y llegamos al Ganso, siempre en ascenso y acompañados de encinares, robledales y algún que otro rebaño de ovejas.

   Poco antes de llegar a Rabanal del Camino, un roble centenario nos invitará a descansar bajo su sombra, como así lo hicieron los muchos miles de peregrinos que nos precedieron.
 
   Después de hacer la parada de media mañana en Rabanal salimos por la carretera y por ella se asciende, alternando con atajos a derecha e izquierda, durante unos 5,8 kilómetros, justo hasta Foncebadon, preludio de uno de los hitos mas importantes del amino y al que llegaremos al principio del día siguiente, la Cruz de Hierro.
 
   Pero esta etapa la teminamos en Foncebadón,  pasaremos por la antigua calle real del pueblo abandonado, aunque últimamente se han establecido una taberna, un hostal y por supuesto algunos albergues.


EL GANSO (pK 4,2)

    Salimos de Santa Catalina de Somoza por la calle Real y a la salida recuperamos el andadero de la LE-CV-192 que, de nuevo en un ascenso casi imperceptible, nos acerca hasta la población de El Ganso. 
    Entre las dos poblaciones, una cruz de madera colocada en verano de 2012 sustituyó a la cruz antigua, bastante deteriorada.

 
    Nos encontramos en pleno monte, echar la vista atrás da idea de la altitud que ya hemos alcanzado, pero este tramo hasta El Ganso, es más bien llano.
   
En El Ganso, tras un par de bares giramos a la izquierda para pasar junto a una fuente y la iglesia de Santiago.
 
 
   La localidad de El Ganso pertenece al municipio de Brazuelo. En ella viven apenas 20 personas. Cada verano, el pueblo resucita con el paso de peregrinos. En la antigüedad, en el pueblo se situaba un hospital de peregrinos, que fue donado por los clérigos de Astorga en el año 1442, y un monasterio, que perteneció a Aguilar de Campo.

   En sus calles se pueden observar aún, casas cubiertas de pajas de centeno (casas teitadas). Este tipo de cubierta se remonta a la prehistoria, y en esta localidad, ha perdurado hasta hoy. También se puede visitar la iglesia parroquial de Santiago.
 


   Iglesia dedicada a Santiago y una capilla con el Cristo de los Peregrinos, donde las leyendas cuentan que celebraba misa el mismísimo Apóstol Santiago.

    En el interior del templo destaca una talla del apóstol vestido de peregrino, del siglo XVI.
 
   El Ganso es una localidad sin apenas servicios, situada en plena Maragatería, pero como Santa Catalina, todos los años, resucita con el paso de los peregrinos, abriendo bares y mesones que ayudan en el largo ascenso que nos espera.
 

RABANAL DEL CAMINO (pK 11)

    La traza y las características son parecidas, pero en este recorrido el ascenso se hace algo más duro y prolongado. No queremos hacer demasiados comentarios, nuestra intención es que sea el peregrino quien descubra y saboree cada paso que da por estos bellos parajes.
 En dirección a Rabanal del Camino. Más arriba se divisa Foncebadón
 
   Entre El Ganso y Rabanal del Camino, en el puente de Pañote sobre el arroyo de las Reguerinas y junto a las minas romanas de la Fucarona, se encuentra la carpa de la Asociación Gaudisse. Son una asociación sin ánimo de lucro que lucha contra el cáncer infantil y recaudan fondos con los donativos que dejan los peregrinos al hacerse hacerse una foto con un águila de la familia Acceppiter. Ponen el sello de la Asociación y aportan información sobre la propia etapa. Enfrente también han habilitado en un área de sombra dos grandes bancos donde descansar.

    Dejaremos a mano derecha el cruce a Rabanal Viejo y Maluenga (Km 17,5) y, tras el río de Rabanal Viejo, abandonamos la carretera para tomar una senda que sube entre un rebollar. Avanzamos pegados a una valla rematada de cruces hechas con palos, donde algunos peregrinos se detienen a colocar la suya. A mano izquierda se encontraba el monumental roble del peregrino, conocido por el sobrenombre de carballo de Fonso Pedredo. Un mito de la ruta jacobea que fue derribado por el viento en noviembre de 2013.
 


 
   También a mano izquierda dejamos la ermita del Cristo de la Vera Cruz, propiedad de la Junta Vecinal. Dejamos la compañía de la LE-CV-192, que se funde aquí con la LE-142, para entrar en Rabanal del Camino.
 
 

 

   La localidad de Rabanal del Camino pertenece al municipio de Santa Colomba de Somoza y cuenta unos 75 habitantes. La villa se caracteriza por sus casonas macizas, levantadas en piedra y cuenta con una larga tradición vinculada al Camino Francés.
   Durante la Edad Media, en el pueblo hubo varios albergues e iglesias. Los peregrinos pernoctaban aquí para recobrar fuerzas y para formar grupos, en los cuales era más seguro atravesar el monte Irago, repleto de peligrosos animales salvajes y de bandidos. De hecho, la localidad sirvió de avanzadilla a la orden de los Templarios de Ponferrada para proteger a los peregrinos.
Rabanal del Camino también acogió a Felipe II, en una de sus posadas, casa de las Cuatro Esquinas, en su peregrinación a la tumba del apóstol. También cuenta la leyenda que Carlomagno y su fiel caballero Anseïs contemplaban Astorga y Sahagún, desde este lugar.
 
Ermita de San José

   La ermita de San José se sitúa en la calle principal de Rabanal del Camino. El templo se remonta al siglo XVIII y se construyó bajo el mandato del rico arriero José Calvo. En su interior alberga un bello retablo mayor de estilo barroco.
 
 

   La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se sitúa en la parte alta de la localidad de Rabanal del Camino. Se trata de un templo de estilo románico, uno de los pocos que se pueden encontrar en la zona.

   Su construcción data del siglo XII. En sus orígenes perteneció a los templarios. En el año 1982, fue declarada Bien de Interés Cultural.
   De su estructura cabe resaltar su esbelta espadaña, propia de los siglos XVII y XVIII, y el peculiar reloj, del siglo XIX, que se sitúa en su torre. El cual fue una donación de un ilustre vecino del pueblo, don Antonio Canseco.


 
   Al ser Rabanal final oficial de etapa, se está convirtiendo esta bonita localidad en un enclave importante dentro de la ruta. En estos últimos años han florecido los albergues de peregrinos como los hongos. Al mismo tiempo un interesante hotel y un hostal-mesón, ofrecen sus servicios.

 


   Pero lo que aún es más interesante, es el reciente establecimiento de un monasterio bajo la advocación de Santa Otilia de Munich (Alemania), con la vocación, por parte de sus monjes, de ayudar espiritualmente al peregrino.
 

FONCEBADÓN (pk 16,8)

     Superamos la calle principal de Rabanal del Camino para llegar junto a un lavadero, donde tomamos una pista entre los piornos. Un kilómetro más adelante cruzamos la carretera y seguimos por el camino de la izquierda. Llegamos junto a una fuente abrevadero. Casi todo este tramo se hace por el asfalto, con excepción de algunos atajos que surgen a derecha e izquierda de la carretera que ya conocemos. Justamente esos tramos de carretera son tranquilos y soportan escasa circulación, pero es estrecha y hay que estar atentos. 

 

 
   Un camino que progresa por encima de la carretera nos deja 3,5 kilómetros más adelante en el centro de Foncebadón que es una aldea del municipio de Santa Colomba de Somoza,   asentada sobre el monte Irago, a 1.430 metros sobre el nivel del mar.
Esta aldea está casi deshabitada y en sus calles residen habitualmente unas 15 personas. El abandono se inició a finales de los años 60, inicios de los 70, debido a los fuertes problemas económicos que atravesaba la localidad.
 Hoy en día, el tránsito de los peregrinos y una taberna se encargan de mantener vivo el recuerdo de lo que un día fue Foncebadón. y está resurgiendo de sus propias cenizas, gracias a la iniciativa de un excelente posadero Enrique Gaia, que ha montado en este lugar un mesón con sabor y gastronomía medieval. Merece todos los aplausos del mundo. además ya se han abierto alguna tienda y por supuestos albergues para peregrinos. 



   Un documento de mediados del siglo XIX narraba que la localidad contaba con la iglesia de Santa María Magdalena, gestionada por un cura.

   Pero retrocediendo en el tiempo Foncebadón fue un lugar afortunado, por la cantidad de privilegios reales que recibió. Contaba con Abadía, Iglesia, Hermandad, Alberguería, Hospital y Hospicio. Por iniciativa del obispo de Astorga, Salomón (hoy San Salomón) 931-952, y con acuerdo y presencia del rey de León "Ramiro II" el gotoso, en el año 946, se celebró en la abadía de Foncebadón el Gran Concilio "Monte Irago" o "Concilio Iracense". En dicho concilio, se reunieron además de Salomón, Ramiro II, el abad del monasterio Vincemalo, todos los presbíteros, diáconos, monjes y abades de la región. Se acordó entre otras cosas, lo más contundente a la disciplina eclesiástica y monacal, y a la reforma de las costumbres de los fieles.

miércoles, 9 de octubre de 2019

LA MARAGATERIA



  
a comarca de la maragatería está situada al suroeste de la provincia de León. Sus habitantes se les conoce por “maragatos” nombre que deriva de la palabra latina “mercator” ya que durante siglos los habitantes de esta zona eran arrieros y se dedicaron, por tanto, al transporte de mercancías con carros tirados por mulas a lo largo de toda la península. La toponimia de la zona no recoge en ningún pueblo la palabra Maragatería, sin embargo sí se encuentra con mucha frecuencia el topónimo Somoza. Este era el nombre original de la comarca que deriva de la palabra latina “submontium” es decir, bajo el monte, ya que toda la comarca se encuentra en las cercanías del monte Teleno. Es de suponer que la palabra “maragato” no era el gentilicio de la zona sino que fue un apelativo que le dieron otras gentes a los habitantes de la comarca debido al oficio de comerciantes y mercaderes que desarrollaron hasta que en el siglo XIX el ferrocarril acabó con este tipo de vida.
 
 

Su nombre

 
   Los habitantes de la región la llaman País de los Maragatos, y anteriormente era llamada la Somoza. Se han dado varias hipótesis respecto al origen del nombre maragato. Inicialmente se pensaba que derivaba de la expresión latina mauri capti (moros capturados, cautivos), haciendo referencia a un supuesto origen bereber. Otras tradiciones pretendieron establecer cierta relación entre el nombre maragato con el rey Mauregato, quizá porque también se ha supuesto un origen musulmán o árabe para el famoso rey astur. En cambio, el catedrático de la Universidad de León, Laureano Rubio, sostiene que, en realidad, el nombre de maragato procede de los tiempos de la arriería, cuando los somozanos llegaron a hacerse célebres como comerciantes de pescado. El hecho de transportar productos pesqueros salados desde Galicia (el mar) a Madrid (los Gatos) ofrece una explicación más plausible, aunque poco verosímil. Así, el nombre significaría del mar a los gatos, que reducido queda como maragato.

Historia

  

   El territorio de la Maragatería está poblado desde tiempos remotos. Recientes descubrimientos de petroglifos megalíticos, datados por expertos en más de 5000 años, están permitiendo conocer mejor las culturas prehistóricas de la región. Además, han revolucionado las teorías sobre Megalitismo en España, pues esta parte de la provincia de León no se encontraba dentro del área de las culturas megalíticas. ​ Entre otros megalitos, se descubrió en junio de 2009 un menhir.

El primer pueblo que habitó estas tierras del que conocemos su nombre fueron los astures. Más concretamente, era la gens de los amacos, vinculada al monte sagrado del Teleno, que durante el dominio romano recibió culto como Mars Tilenus.

La conquista del territorio astur tras las Guerras Cántabras supuso una nueva reorganización del territorio astur, en el que la Maragatería se convirtió en el centro del Conventus Asturum debido a la fundación de Asturica Augusta, la futura Astorga. Fue creada a partir de un antiguo campamento militar romano y que se convirtió en la capital conventual. La situación del resto de Maragatería durante esta época se conoce poco, pero los restos hallados de una villa romana en el paraje de El Soldán (Santa Colomba de Somoza) permiten hablar de explotación agrícola organizada. También se ha constatado la existencia de varios castros, vinculados con la explotación aurífera de esta zona de las estribaciones de los montes de León, y que supuso uno de los pilares de la economía de la época. Hay varios testimonios arqueológicos de estas extracciones de oro en Fucochico​ (Luyego de Somoza) o en Tabuyo del Monte,​ que forman parte del Complejo minero del Teleno.

Cultura y tradiciones


   La chifla o flauta maragata es el instrumento tradicional más representativo de la comarca de La Maragatería, aunque su uso está extendido a toda la provincia.

   La chifla está ligada en su uso al tamboril, y su aprendizaje se centra sobre todo a la tradición familiar o a los tamborileros de la comarca. En los últimos años, el Ayuntamiento de León ha ofrecido cursos de chifla y tamboril.

   En muchas comarcas de la provincia de León la chifla ha sido arrinconada por otros instrumentos como la dulzaina o el acordeón en las fiestas tradicionales.

Lingüística


   La lengua predominante es el castellano, pero con importante influencia y presencia del leonés en la variedad local conocida como maragatu.​ Pese a estar en peligro de desaparición, son diversas las iniciativas que desde las administraciones de la comarca se realizan para conservar y revitalizar el habla tradicional de la zona, como cursos​ o certámenes de relatos.​

Gastronomía

 
   De entre la variada gastronomía de la zona, es sin duda destacable el cocido maragato. Se trata de un cocido que tradicionalmente alimentaba a los trabajadores del campo en una sola comida para un duro día de trabajo. El Cocido Maragato consta básicamente de los elementos del campo, sopa, berza, garbanzos y siete tipos de carnes.
  
Castrillo de Polvazares
   Se trata de un plato muy celebrado en Astorga o los pueblos de su comarca como Castrillo de los Polvazares o Santiago Millas. Una de las características más resaltadas de este cocido es que, en los tres vuelcos, se sirve 'al revés', de forma que primero van las carnes del cocido, luego las verduras, y se acaba con la sopa.
 

   Otro producto gastronómico propio de la comarca es la cecina: allí se produce la mayor parte de las englobadas bajo el marchamo cecina de León.
 

    Es pues la comarca de la Maragatería , al igual que muchas de sus costumbres y tradiciones, misteriosa en el origen de su nombre , de sus gentes, de su folklore y ritos tradicionales, pero a la vez es fascinante por su singularidad y por la variada oferta que brinda al visitante. En el Museo de la Arriería de Santigomillas podremos conocer más a fondo la riqueza etnográfica de la comarca.

 
   Entre sus atractivos más destacados destacan, la arquitectura popular propia de la comarca, que presenta viviendas adaptadas al oficio de la arriería en pueblos como Castrillo de los Polvazares, Santiagomillas, Santa Colomba de Somoza entre otros ; las artesanías, sobre todo las de textiles de lana como se puede ver en los museos del Val de San Lorenzo ; la gastronomía , además del Cocido Maragato, los arrieros llegaron a popularizar en toda la comarca una serie de platos muy comunes en los puertos marítimos, por ejemplo el bacalao, el pulpo y el congrio al “ajoarriero”, también la micología o la elaboración tradicional de miel enriquece la gastronomía maragata de temporada como se puede descubrir al visitar los centros de interpretación del pueblo de Tabuyo del Monte; el patrimonio monumental relacionado sobre todo con el camino de Santiago a su paso por la comarca Rabanal del Camino es un buen ejemplo de ello , los restos arqueológicos como los Petroglifos de Peñafadiel, encontrados junto al pueblo de Lucillo en las mismas faldas del Monte Teleno; o los vestigios de las explotaciones auríferas que los romanos practicaron abundantemente en toda la zona y que se pueden visitar siguiendo la Ruta del Oro ; el folclore tradicional, con la música y los trajes típicos maragatos que se pueden ver en las fiestas populares como la Romería de la Virgen de los Remedios, patrona de toda la Maragatería que se celebra en Luyego de Somoza el segundo domingo de octubre; las rutas naturales y de senderismo por sus bosques, riberas, cascadas y zonas montañosas de la Sierra del Teleno que muestran la belleza de esta singular comarca leonesa.


 ¿Por qué se come el Cocido Maragato al Revés?
   En la comarca Maragata la cultura gastronómica es el Cocido Maragato. La comarca de la maragatería se sitúa en el suroeste de la provincia de León y a los que la habitan se les conoce como «maragatos», término proveniente del latín, en concreto de «Mercator» (mercader o comerciante).

   Desde la época de los pueblos maragatos arrieros, es costumbre comer el cocido al revés: es decir, comenzando por la carne y terminando por la sopa.

“Cuando los maragatos, recorrían las tierras de España como arrieros, llevaban entre los utensilios necesarios para sus largos desplazamientos, una fiambrera circular de madera con su tapa también de madera, donde guardaban en ella porciones de carne de cerdo cocida, que se conservaba fresca cierto tiempo. Al llegar a las posadas o mesones comían primero lo que ellos llevaban en las fiambreras de madera, por supuesto alimentos fríos, y para terminar y "entonar" sus estómagos pedían al mesonero o al posadero una sopa o caldo caliente.”

   Así es como lo explican las personas mayores de los pueblos maragatos arrieros, que lo vieron comer en ese orden a sus padres y a sus abuelos cuando regresaban de los largos viajes, introduciendo así en sus familias la costumbre de comer el cocido maragato al revés.
Cuatro amigos dando cuenta de un Cocido Maragato
   Nada que ver con las leyendas que circulan en torno a esta paradoja, en las cuales se cuenta que cuando los franceses andaban por estas tierras en el siglo XIX, las tropas de Napoleón estuvieron acantonadas en distintos enclaves, uno de los cuales fueron las tierras maragatas.

   Cuenta la historia que los laboriosos maragatos salían cada día a los campos para dedicarse a sus actividades de pastoreo, laboreo de las tierras, siembra, recolección, incluso a la apicultura. Llegada la hora del mediodía, la mujer de la casa hacía sonar el triángulo con el que llamaba a los hombres a la mesa. Invariablemente, cada día se les servía el cocido.

   Las huestes napoleónicas escuchaban el tintineo del triángulo y se aprestaban a tomar la casa por asalto, pero provistos de algo de humanidad, dejaban que los moradores comiesen el primero y el segundo plato, es decir, el caldito de fideos y las verduras y garbanzos y cuando calculaban que se estaba preparando el tercer plato, penetraban a saco en la casa y se comían las exquisitas carnes.

   Los maragatos eran sumisos, pero no tontos, así que decidieron empezar la comida al revés, es decir, la carne y las verduras y cuando entraban los soldados solamente les quedaba el caldo.  Quizás luego comprobaran que esta forma de comer hacía más fácilmente digerible el pesado yantar e incorporaron la moda a su gastronomía, convirtiéndola en costumbre.
 
Mantecadas de Astorga caseras 
  

   Mantecadas de Astorga caseras, han hecho famoso el nombre de esta ciudad leonesa en el mundo entero,  es casi automático pensar en Astorga y en sus mantecadas. Elaboradas con ingredientes sencillos su  historia se remonta al siglo XIX. La leyenda dice que fueron uno dulce de convento, que triunfó y dio lugar a una larga tradición repostera.
 
Historia de las mantecadas de Astorga
   Las mantecadas de Astorga son un dulce de convento, surgieron en el Monasterio de Sacti Spiritus donde una de las monjas los preparaba. Su éxito fue tal que pronto comenzaron a fabricarse fuera del convento.La primera referencia escrita de la receta es de 1805, a lo largo del siglo XIX surgieron los primeros obradores, y en la actualidad son siete. Las mantecadas fueron fuente de progreso para Astorga y la comarca.Su calidad y la historia que tienen tras ellas le ha valido la concesión de Indicación Geográfica Protegida. Solo se pueden etiquetar y vender mantecadas de Astorga con este nombre las elaboradas en Astorga y comarca y estén inscritas en el Registro de Obradores. De esta forma cuentan con el sello del Consejo Regulador que garantiza la máxima calidad del producto.La receta original y el proceso de elaboración se mantiene igual que hace dos siglos. Usan manteca de vaca (que al ser difícil de encontrar en el supermercado la sustituimos por manteca de cerdo), huevos, harina y azúcar. Se introduce la masa en unas cajillas de papel que se hacen a mano, gracias a esto se creó en Astorga el oficio de las cajetilleras. Estos dulces tienen una larga duración, 60 días para las elaboradas de octubre hasta finales de marzo, cuando las temperaturas son más bajas, y 45 días para las elaboradas de abril a septiembre.

miércoles, 2 de octubre de 2019

VIGESIMOSEXTA ETAPA (3ª Jornada IV Tramo)

  
sta entrada describe la tercera jornada del tramo del Camino que tenemos proyectado para el 2020.
 
   Atravesaremos La Maragatería, una de las mas famosas comarcas de León, que tiene como capital Astorga con sus monumentos y sus mantecadas, y como estrella culinaria el Cocido maragato. Ambos temas los trataremos en la entrada siguiente.
SANTIBAÑEZ DE VALDEIGLESIAS-SANTA CATALINA DE SOMOZA (20,8 Kms)
 
   A unos 6 kilómetros de Santibáñez de Valdeiglesias se encuentran los peregrinos que fueron por un lado u otro, justamente en el crucero de Santo Toribio. El lugar que está situado en una elevación del terreno, ofrece una vistas maravillosas. Todos los peregrinos se sientan un rato para contemplar, por primera vez, la ciudad de Astorga con la catedral que se dibuja en el horizonte, así como los montes de León al fondo y la cordillera cantábrica a nuestra derecha.

    Se aborda un descenso relativamente fuerte hasta San Justo de la Vega y ya en el valle, tres kilómetros nos separan de Astorga, a la que no perderemos de vista ya que está situada en lo alto de una pequeña meseta. Se accede por el Este y su elevación obligará al peregrino a un último esfuerzo antes de llegar a Astorga, donde es conveniente hacer una parada para visitar sus monumentos y reponernos con sus famosas mantecadas, justo a mitad de etapa.
   A partir de aquí cambia el panorama y el horizonte para el peregrino, los páramos y las largas llanuras que le han acompañado hasta el momento, dejan paso a un perfil montañoso: los montes de León.

   Se abandona la monumental Astorga por su parte más occidental, por la carretera de Castrillo de los Polvazares. Tras pasar la ermita de Acce Homo y cruzar la circunvalación por un puente comienza una pista paralela a la carretera comarcal, que nos conduce a Murias de Rechivaldo, localidad situada a unos 5 kilómetros de la salida.

   El camino discurre por la espalda del pueblo y sigue en línea recta, iniciando un suave pero constante ascenso, siempre por una anchas pistas forestales, hasta el cruce de Santa Catalina de Somoza, donde andadero y carretera comarcal casi se confunden.
 
 
 
Santibáñez de Valdeiglesias (pK 0)
   Tras cruzar Santibáñez por la calle Real, tomamos una vereda muy tranquila, que discurre entre viñedos, campos de cultivo y algún que otro monte, hasta que alcanzamos una meseta por la que se llega al famoso Crucero de Santo Toribio.
 


San Justo de la Vega (pK 8,1)
   San Justo de la Vega está situado en la parte central sur de la provincia de León, terreno de configuración llana con escasos montículos o elevaciones que en su mayor parte son cultivadas por cereales de secano y el resto son destinadas a monte con plantas autóctonas de roble, encina y matorral. 
   Hidrográficamente el término municipal de San Justo de la Vega está regado por el río Tuerto, que nace en Los Barrios de Nistoso término municipal de Villagatón-Brañuelas (León) y desemboca en el río Órbigo en las inmediaciones de La Bañeza (León).
  Desde la década de los años cincuenta y para el riego de una parte importante de terreno se construyo el "Canal de San Román y San Justo", con lo que varios cientos de hectáreas pasaron de secano a ser de regadío.
   Con la vista puesta en Astorga, resulta un agradable paseo por toda la vega, por sendas y caminos entre choperas nos vamos acercando a una de las ciudades más importantes de Camino: La milenaria Astorga. Pero para alcanzar la meta, aún tendremos que hacer un último esfuerzo, salvando por dos veces la vía del ferrocarril y enfrentando una dura rampa que nos elevará hasta el casco antiguo.


Astorga (Pk 11,3)
   Astorga, capital de La Maragatería, es, sin duda, uno de los enclaves más importantes de la ruta. En ella confluyen dos grandes caminos: El Francés y la Vía de la Plata. 

   En la época medieval llegó a tener nada menos que 22 hospitales para sus peregrinos, lo cual da idea de su importancia. Tiene fama de ser la "ciudad perfecta" a raíz de un irónico comentario del novelista D. Miguel de Unamuno, quien decía que es perfecta porque teniendo obispado no cuenta con un poder civil. 

   En el año 2000 su maravillosa catedral acogió una de las Exposiciones de la Fundación Las Edades del Hombre titulada Encrucijadas En ella los visitantes pudieron admirar más de trescientas magníficas obras.
Camino 2012
   El Palacio Episcopal de Astorga se encuentra totalmente reconstruido, tras ser arrasado por un incendio. La reconstrucción data del año 1961.
Camino 2014
   La construcción destaca por su forma cúbica, compuesta por cuatro torres cilíndricas que se alzan en cada una de sus esquinas. De ellas sobresalen dos cuerpos, el pórtico de acceso, con arcos abocinados, y el ábside de la capilla. El edificio presenta un color rosáceo que resalta frente al color de la piedra granítica de sus torres.

   En el interior, se puede apreciar un gran número de vidrieras que dotan al lugar, de escasa decoración, de una gran luminosidad. Dentro solo podemos encontrar una cerámica de Jiménez de Jamuz, ubicada sobre las aristas de los arcos.
Camino 2015
   El edificio alberga en la actualidad el Museo de los Caminos. Su objetivo es recoger, conservar y divulgar piezas relacionadas con el Camino de Santiago. Algunas de las piezas que destacan en su interior son la Cruz del Santuario de Castrotierra de la Valieran, el Crucificado de Poibueno y el Retablo de San Bartolomé, de finales del siglo XV.

   En la planta principal del edificio se expone una variada colección de cruces procesionales, realizadas en plata y plata sobredorada. También se encuentran las diferentes dependencias del antiguo Despacho el Obispo, el comedor privado y el Salón del Trono, con el baldaquino diseñado por Gaudí.

Murias de Rechivaldo (pk 16)
 
Ermita del Ecce Homo
   En suave descenso por la carretera que conduce a Castrillo de los Polvazares, el peregrino va dejando tras de sí la meseta sobre la que se asienta Astorga. La ermita del Ecce Homo, a la salida y a la altura de Valdevieja, indica que nos encontramos en el buen Camino.

    Tras superar la Autovía A-6 por un puente elevado, tomamos un andadero a la derecha de la carretera local completamente llano, que nos lleva hasta Murias de Rechivaldo, localidad que ya podemos visualizar al fondo.
   Murias de Rechivaldo es una localidad del municipio de Astorga, que cuenta con algo más de 100 habitantes. Fue una localidad de arrieros, profesión secular de los maragatos. En ella se puede visitar la iglesia parroquial de San Esteban.

Iglesia de San Esteban
   La iglesia de San Esteban se localiza en el pueblo de Muria de Rechivaldo. En el exterior, el elemento más característico del templo es su espadaña, del siglo XVIII.
Iglesia de San Esteban

   No obstante, y dada su relación con la ruta jacobea, también es apreciado el relieve de la Virgen del Pilar que se ubica en una hornacina sobre el dintel de la entrada. También aparece una estatua de San Roque Peregrino.

Santa Catalina de Somoza (pk 20,8)
   En Murias comienza el ascenso, no muy fuerte, más bien suave, pero conveniente para ir atemperando las piernas. El camino transita campo a través hasta encontrarse con el cruce de la Carretera de Santa Colomba. Hay que seguir recto hacia Santa Catalina de Somoza, está muy bien señalizado.

    El que lo desee pueda dar un rodeo siguiendo la carretera y pasar por Castrillo de los Polvazares, famoso lugar por sus ricos cocidos maragatos y donde tenemos previsto tomarnos el nuestro una vez terminada la etapa.

A la salida de Castrillo deberá continuar por la carretera hasta el cruce de Santa Catalina de Somoza, donde hay que tomar la calzada que surge a la derecha.  
   La localidad de Santa Catalina de Somoza pertenece al municipio de Astorga. En ella residen algo menos de 50 personas. Uno de los hechos que han hecho famoso a este pueblo en la senda jacobea, es su hospitalidad. En la antigüedad contó con un hospital, el Virgen de las Candelas, pero hoy, ya solo quedan restos.
   Su arquitectura se caracteriza por recias casas con portones de doble hoja, siempre pintados con colores primarios. En sus calles se puede visitar la iglesia parroquial de Santa María.

Iglesia de Santa María

La iglesia de Santa María es un pequeño y sobrio templo de la localidad de Santa Catalina de Somoza. Su construcción se realizó en el año 1708, aunque fue reformada en 1982.

   La iglesia destaca por albergar en su interior una reliquia de San Blas, patrono de la localidad y santo muy reconocido en el Camino de Santiago por su hospitalidad y carácter asistencial.