viernes, 1 de noviembre de 2019

VIGESIMOCTAVA ETAPA (5ª Jornada IV Tramo)

  
n la etapa que nos describe Isidro hoy nada mas comenzar el Camino llega a su techo junto a la Cruz de Ferro, clavada sobre un montículo de piedras a 1.500 metros de altitud. Cerca, entre tañidos de campana y señales de humo, se sitúa el refugio templario de Manjarín, en pie desde 1993 gracias a Tomás Martínez. La maragatería sucumbe a El Bierzo, que se presenta en un crudo descenso entre pastos y piornos. El Acebo, Riego de Ambrós, Molinaseca, a orillas del río Meruelo, y Campo vertebran la etapa.
 

 

FONCEBADÓN - MOLINASECA (18,2 Kms)

   Saliendo por la calle Real de Foncebadón, nos dirigimos hacia el hito del que nos ocupamos ampliamente en la entrada anterior: la Cruz de hierro, donde el peregrino deposita una piedra en su base para pedir protección en el viaje, nos encontramos en una de las cotas de mayor altitud de la ruta (1504 metros). El lugar es uno de los más míticos y emblemáticos del camino, se cree que, otra "cruz del ferro más primitiva", fue instalada sobre un altar romano dedicado al Dios Mercurio (Dios de los caminos) por el ermitaño Gaucelmo, que dedicó su vida a dar protección y cobijo a los peregrinos en estas inhóspitas tierras.
 
   Con el monte Teleno a nuestra izquierda se sigue por una senda muy cercana a la carretera y a unos dos kilómetros de la cruz se encuentra otro pueblo abandonado: Manjarín, aunque no del todo, ya que en él se ha instalado Tomás, uno de los hospitaleros más singulares del camino por su exclusiva dedicación a los peregrinos a pesar de la dureza del lugar, por su afición a todo lo relacionado con la legendaria "Orden del Temple" (sé autodefine como el único y último Templario) y en definitiva por la inestimable ayuda que presta a todos los peregrinos que la necesitan.

   Poco después se alcanza la máxima altitud (1520 metros) al pie de una ex base de telecomunicaciones del Ministerio de Defensa. A partir de ahí, un prolongado y fuerte descenso por la otra ladera del Monte Irago, casi 17 kilómetros, alternando con atajos y la propia carretera nos conducirá hasta Molinaseca. Antes se pasa por los pintorescos pueblos de El Acebo y Riego de Ambrós.

   A la salida de Riego de Ambrós, el camino discurre por un barranco y después de cruzar la carretera se interna en pleno monte, para salir nuevamente a la misma carretera poco antes de alcanzar Molinaseca, cuya entrada se hace por el antiguo puente románico sobre el río Meruelo.


 

 

 Foncebadón - Manjarín :  3,1 Km (pk 3,1)


   De Foncebadon hasta la Cruz de Ferro, que son unos dos kilómetros, continúa el ascenso, y ahora quizás más duro, al salir de Foncebadón , a un kilómetro, ya se ve al fondo la cruz del ferro, el punto más alto de todo el Camino Francés. En esta localidad se abandona la carretera para tomar un pedregoso atajo por el monte y recuperar la calzada en lo alto.
   Era tradición, hace ya cientos de años, que los peregrinos llevasen una piedrecita encima desde su lugar de origen y, al llegar a lo alto, la depositasen a los pies de la cruz al ver a la Galicia de entonces.  
   Muchos lugareños aseguran que es un lugar mágico, especial, cargado de energía. De hecho, muchos de los peregrinos que llegan hasta aquí así lo corroboran y aprovechan la parada, además de para descansar, para meditar, para reflexionar, para encontrarse consigo mismos en un paraje que, en un día de niebla, parece un lugar encantado.

   Ya en la Cruz el camino es un suave descenso por sendas paralelas a la calzada. ¡Una delicia!

 
    En Manjarín, minúsculo enclave abandonado o casi que contaba antaño con un hospital para peregrinos, se localiza en la actualidad uno de los albergues más peculiares y conocidos de la ruta francesa. Se trata del refugio Los Templarios, gestionado por Tomás Martínez, un hospitalero y antiguo peregrino que sintió la llamada templaria durante una estancia en Ponferrada y al que dedicaremos la próxima entrada del Blog.
   Después de Manjarín empezaremos a bajar inmersos en un paisaje impresionante y al llegar al Acebo nos adentraremos en El Bierzo.
   Atrás dejaremos la inmensa llanura castellana para cambiar radicalmente. Nos recibirán los montes Aquilanos y el Morredero, dejando atrás el monte Teleno.

 

Manjarín - El Acebo de San Miguel:  7 Km (pk 10.1)

 
  
 
   La bajada a El Acebo desde Manjarín, que también alterna entre carretera y atajos por sendas, es probablemente uno de los más bellos tramos del Camino por sus espectaculares vistas. No vamos a comentarlo, que lo descubra y lo disfrute el peregrino en todas sus dimensiones.
 
 
   El acebo está a unos siete kilómetros de Manjarín, ya en la comarca de El Bierzo y perteneciente al municipio de Molinaseca.   Este típico pueblo-calle, pueblo-camino, tiene incierto origen.   Cerca hay castros que nos hablan de asentamientos celtas y zona minera de época romana, hubo una gran afluencia de eremitas a esta zona por los siglos V-VIII y después llegó el apogeo de la peregrinación con el Camino.
   Está documentado por primera vez en el s. XIII, hubo hospital y albergue para peregrinos en el s. XV y su funcionamiento se prolongó hasta el s. XVI.
   Los Reyes Católicos, al igual que a otras poblaciones, le exoneraron de pagar tributos y del servicio de armas a condición de mantener el hospital para peregrinos y de situar 400 pares de estacas en la nieve para señalizar el Camino, enlazando con Manjarín y Foncebadón.
   Este pequeño pueblo, de cuidado aspecto, levanta sus casas a ambos lados de la calle principal iniciada en la Fuente de la Trucha.
   Hay algunos buenos ejemplos de arquitectura popular, como las Escuelas, con balcones de madera y tejados de pizarra. La iglesia parroquial de San Miguel tiene origen románico, s. XII, y contiene una escultura en piedra policromada con una túnica con flores, un tanto enigmática, que representa a un hombre con barbas, descalzo y con un libro.
 
 
 
   Como no tiene los clásicos detalles jacobeos no se sabe si representa a Santiago.
   La espadaña tiene dos campanas, una de ellas es la de Santa Bárbara, llamada así porque cuando amenazaba tormenta era volteada por una persona devota y el temporal se alejaba de la zona sin causar daños a personas, animales o cosechas.

   Pocos pueblos conservan el antiguo y peregrino sabor, como El Acebo. Cuando, desde lo alto del Camino, se asoma el peregrino y observa, los tejados de pizarra, la antigua construcción de sus casas y la estrechez de sus calles, ya intuye el lugar como uno de los más bellos e interesantes de la ruta.
 

El Acebo de San Miguel - Riego de Ambrós: 3.7 Km (pk 13.8)

 

   Se atraviesa El Acebo por la pendiente calle Real y se sigue por carretera unos dos kilómetros, donde la abandonamos para descender a Riego de Ambrós, localidad que pertenece al término municipal de Molinaseca.
   Tuvo hospital desde el s. XII. Típico por las balconadas de madera destaca el caserío.
   La iglesia parroquial de la Asuníón fue construida en el siglo XVI, con una cubierta a dos aguas de pizarra y de fábrica de mampostería también de pizarra. Para acceder a la misma, cuenta con una portada lateral enmarcada por dos columnas de sillería unidas por un arco de medio punto. En cuanto a su estructura, cuenta con una sola nave rematada con una pequeña cabecera.
 Junto con la iglesia parroquial y la ermita de San Fabián y San Sebastian, es todo lo destacable de esta población.
 

Riego de Ambrós - Molinaseca: 4.4 Km (pk 18.2)

  


   Sigue el descenso en un tramo parecido a los anteriores, pero en esta ocasión pisando mas tierra que asfalto. 
   El peregrino ha descendido desde lo mas elevado de los emblemáticos montes de León y está accediendo al valle del Bierzo, siendo Molinaseca una de las poblaciones más bellas y atrayentes. Una refrescada de pies bajo los centenarios arcos de su antiguo y conocido puente es un placer que no se puede describir.
   Molinaseca es nuestro destino. Nos recibe el Santuario de Nuestra Señora de Las Angustias y el Puente de los Peregrinos que da acceso a una localidad dedicada a los peregrinos y con tradición industrial de embutidos y productos de la huerta berciana.

 

   El paso del río Miruelo o Meruelo, en Molinaseca, se realizaba por el “Puente Medieval” que da acceso a su Calle Real. 

 

   El puente, “de bella factura y bonita estampa”, y el único peatonal del Bierzo, identifica a la villa. La fábrica de las tres bóvedas más antiguas -hoy embotadas en el conjunto del puente- sugiere, según algunos autores, un origen romano.
   Es copiosa la documentación que existe del mismo a partir del siglo XII. Sufrió a lo largo de la historia varias ampliaciones y modificaciones. Una muy importante en el siglo XVIII. La última, realizada en l.980 por la Dirección General de Arquitectura (con proyecto de José C. Velasco), es un ejemplo de acertada restauración.
   El orgullo mostrado por los habitantes de la villa ante su “Puente Medieval de Peregrinos” está justificado. Representa, con el de Toral de Merayo, a una de las joyas del patrimonio histórico de la comarca.

 

   Descripción técnica. El ancho del puente varía de los 2,6 metros en su lado Este, hasta casi los 4 metros en la bajada en la Calle Real. Las luces de sus siete bóvedas de sillería abarcan desde los 4,20 m. a los 8m. Las tres primeras por la margen derecha pertenecen, quizás, a un puente más antiguo; están semienterradas por lo que sus arcos de medio punto parecen escarzanos. Las otras cuatro, más modernas, son de medio cañón y peraltadas; también hoy, están modificadas.
 
    Molinaseca, conocida popularmente como Molina, ofrece al visitante toda su belleza y tranquilidad. 
   Esta población es un alto en el Camino de Santiago y uno de los enclaves más importantes de la ruta jacobea. Sus calles de sabor medieval invitan a hacer una parada para recorrer su historia.

   Las casas nobles con escudos y sus calles nos muestran una villa con un gran pasado.
 
 
   Destaca la calle Real, también conocida por la calle de los Peregrinos ya que el Camino de Santiago transcurre por ella.  Es una ciudad centro de parada obligada para los miles de peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela y para los visitantes que se deciden a recorrer esta zona leonesa, es una ciudad viva que ha sabido conservar su historia.    
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario